Siempre habrá alguien que no reconozca tu valor, procura que ese alguien no seas tú
Estamos sometidos a la exposición ante muchas personas, acostumbrados desde pequeños a buscar siempre la aprobación de los demás, muchas veces adaptándonos a lo que se espera de nosotros, vinculando aprobación con amor.
En medio de nuestra necesidad de aprobación y quizás conscientes de que no le agradaremos a todos y que siempre habrá más de una persona que no esté de acuerdo con nuestras acciones, bien sea porque nos quiere y dentro de ese cariño, está la protección que invita a querer para nosotros algo diferente a lo que hacemos o bien porque poco lo importamos y solo tiene la costumbre de juzgar y criticar la vida de los demás, demostrando la mayoría de las veces que no ocupan demasiado tiempo en sus vidas.
Estar conscientes de que siempre puede existir esa persona que no nos reconozca nuestro valor, resulta de utilidad para filtrar lo que decidimos que nos importe. Pero que esa persona que no reconoce nuestro valor y que además está constantemente desalentándonos puede resultar la manera más cruel de sabotear nuestras vidas.
Muchas veces asociamos ese tipo de conductas con quienes tienen una pobre autoestima, pero resulta que en menor o mayor medida, todos tenemos una vocecita que pretende atemorizarnos constantemente, que nos habla de que no somos lo suficientemente buenos, atractivos, inteligentes, responsables o capaces… y esto puede convertirse en un reto para demostrarnos a nosotros mismos de que podemos alcanzar lo que nos proponemos o por el contrario puede ser la piedra de tranca que nos acompañe siempre.
Limitarnos por falta de reconocimiento y confianza en nosotros mismos, nos obligará a estar en un banda inferior a la que podríamos y si llegamos a estar donde queremos, nos sentiremos con las sensación de que no lo merecemos, que no hemos hecho o somos suficiente, que ese lugar le corresponde a otro, o que sencillamente no ha sido por mérito propio, sino por algún factor externo fuera de nuestro alcance, donde hasta la suerte tiene cabida.
Todos tenemos capacidades increíbles, somos únicos, no necesitamos de la aprobación de nadie. Quien nos ama, lo debe hacer aun cuando no encajemos en sus patrones. Así que no debe importarnos plantarnos en nuestras posiciones, si en ella sentimos que está nuestra felicidad, debemos ignorar los juicios o rescatar de ellos cualquier cosa útil que nos permita utilizarlos a favor, pero especialmente debemos asegurarnos de que estamos recibiendo apoyo, reconocimiento y fidelidad por parte de nosotros mismos. Que a fin de cuentas somos los que viviremos nuestras propias vidas.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet