No podemos pretender que nuestros hijos sean pequeños para siempre…
Todos queremos que nuestros hijos se conviertan en grandes seres y que florezcan, sin embargo, a su vez, suelen quedarse pequeños para siempre ante nuestros ojos, siempre serán nuestros bebés, nuestros pequeños, nuestros más preciados tesoros.
Los padres debemos aprender a asimilar el hecho de que los hijos no siempre serán pequeños, no nos pertenecen, no son nuestros, debemos dejarlos crecer, ser, convertirse en aquello que deseen ser, evidentemente nos corresponde guiarlos, orientarlos y sembrarles los valores y principios que los acompañarán toda la vida en sus decisiones.
Sólo dos legados duraderos podemos dejar a nuestros hijos: uno, raíces; otro, alas. Hodding Carter
El caso es que independientemente del tiempo que pase, de la edad que tengan y de nuestros deseos, debemos entender que nuestros hijos no pueden ser pequeños para siempre y de nosotros depende en gran medida, que puedan convertirse en seres independientes, seguros, acertados y capaces de tomar sus propias decisiones y no solo tomarlas, afrontarlas y asumirlas.
La protección extrema es una característica muy común en los padres, sentimos que cada paso de nuestros hijos es nuestra entera responsabilidad y sufrimos por ello, ocurre que también somos responsables del desarrollo de sus propias capacidades, de dejar fluir su potencial y para ello deben aprender a equivocarse, deben caer para aprender a levantarse, deben aprender a lidiar con el dolor, con las tristezas y con los conflictos para que no se transforme en frustración.
No le evitéis a vuestros hijos las dificultades de la vida, enseñadles más bien a superarlas. Louis Pasteur
Nuestros hijos son seres individuales, aunque lleguen al mundo muy pequeños y a través de nosotros, ellos definitivamente tarde o temprano, tomarán su propio destino, no es menester pretender que se queden atados a nosotros, inculcarles cierta culpa y manipularlos con ciertas situaciones, solo generará resentimiento en ellos, aunque no lo expresen, esto siempre saldrá a flote y sentirán la necesidad de huir y liberarse.
No es fácil tener que tomar la decisión de dejar que nuestros hijos crezcan, verlos sufrir no es placentero para ningún padre que se encuentre en sus cabales, sin embargo, es necesario saber que somos acompañantes, que esta bien tenderles la mano y prestarles apoyo cuando les toque derramar algunas lágrimas, pero si en lugar de ello, vivimos para evitarles lágrimas, caídas y fracasos, estaremos formando seres incapaces de tolerar sus propias situaciones y controlar sus emociones, no podrán llegar a conocerse a si mismos y no sabrán como accionar ante ciertos escenarios que queramos o no, se les presentarán en su vida.
Cuando los padres han construido todo, a los hijos sólo les queda el derrumbarlo. Karl Kraus
Somos responsables de nuestros hijos, pero de dejarlos ser, accionar, actuar y manifestarse, de conocerse, de ser compasivos y generoso, de protegerse y de sobrevivir…
La vida es para vivirla, asumimos roles y cumplimos funciones, no es menester ser perfectos ni hacer perfectos a ningún ser, por el contrario, somos simples acompañantes unos de otros, somos guías de nuestros hijos no sus dueños. Deja que tu hijo crezca, se exprese, se conozca y se dé a conocer, déjalo cometer errores y levantarse, estarás sembrando una semilla de lucha que nadie podrá deshacer.