Es válido que no te quieran, pero que tú no lo hagas, es imperdonable
No podemos controlar los sentimientos de otros, lo cual es bastante sano y justo. No debemos pretender que nos quieran a la fuerza, cada quien selecciona sus afectos, cada quien decide a quien dar su tiempo, su atención, su amor y su esencia. Por ellos es imperdonable buscar en otros el amor que debemos darnos a nosotros mismos.
Sin embargo, hay algo que está bajo nuestro control, pero que muchas veces no lo usamos a favor, sino en contra y es la capacidad de amarnos y respetarnos a nosotros mimos. De la relación que tengamos con nosotros, dependerá el resto de nuestras relaciones. No podemos pretender que alguien nos ame y no acepte, si nosotros mismos no lo hacemos. No podemos pedir que alguien vea en nosotros, lo que no somos capaces de ver… Incluso aunque a veces esto ocurra.
La calidad de amor que recibimos de los demás es directamente proporcional a la calidad de amor que nos damos. Así que es conveniente que aquellas personas que afirman que nadie los quiere, que nadie los toma en serio, que nadie los determina, etc, etc, etc, se mire con honestidad frente a un espejo y comience a reconocerse y amarse, a darse lo que pretende conseguir de otros y paulatinamente, mientras esa relación propia sane, las demás también lo harán.
A veces buscando el amor en otros, nos perdemos a nosotros mismos, procurando recibir algo, terminamos dando de nosotros hasta llegar a las fronteras de nuestra dignidad, lo cual es imperdonable. A partir de allí podemos caer en un espiral descendente, que solo nos lleva a vivir más y más situaciones que nos hagan sentir mal, que nos hagan sentir humillados, que nos hagan sentir poco merecedores de afecto y desde ese punto, seguimos atrayendo más y más de lo mismo.
Debemos reconocer en qué momento estamos permitiéndonos poner en riesgo nuestra integridad con la finalidad de captar la atención o el amor de otro y allí debemos fijar un anuncio gigante que diga: ALTO, porque es imperdonable que permitamos eso. Desde la desesperación, desde la humillación, desde el distanciamiento con nosotros mismos, no podemos obtener nada beneficioso. Eso se percibe, se proyecta y nos coloca en una situación demasiado vulnerable, donde estaremos expuestos al maltrato y al rechazo.
Así que es prioritario amarnos a nosotros mismos y desde allí, reconocer con cierta facilidad en cuáles sitios nos corresponde estar y cuáles sería mejor evitar, es imperdonable que no nos amemos. Muchas veces no nos damos cuenta de lo que nos está ocurriendo, porque nos trazamos una meta, queremos llegar a un sitio, queremos conquistar un corazón y no medimos todo lo que perdemos en el camino… Pero si nos detenemos a observar cómo nos sentimos, a descifrar nuestras emociones y escuchar esa guía interior, seguramente eso será suficiente para cambiar de rumbo y escoger por alguno en el que no tengamos que sacrificar nuestra dignidad o nuestra esencia por nada, ni nadie.
Es imperdonable que no te ames, así que quiérete y lo demás vendrá en consecuencia…
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet