El peor castigo de las malas personas es tener que vivir con ellas mismas
Como es de esperarse en el mundo, tal cual jardín de hermosas flores, cada una con sus características especiales, en la vida nos encontramos con toda clase de personas, tolerantes, impacientes, serenas, impetuosas, voluntariosas, alocadas, coherentes, obstinadas, perseverantes, pesimistas, negativas, soñadoras y pare de contar…
Podríamos pasar la vida enumerando y clasificando a las personas que han pasado por nuestra vida, incluso muchas reúnen varias virtudes y unos cuantos defectos, es fascinante la combinación que podemos hallar en las personas, una mezcla de sentimientos, intenciones, pensamientos y decisiones que las hacen únicas.
Cuando mejor es uno, tanto más difícilmente llega a sospechar de la maldad de los otros. Cicerón
Como sea, encontramos personas buenas y otras no tan buenas, muchas veces somos presa de la maldad de las personas, consciente o inconscientemente, siempre hay personas cuyo ego prevalece ante su cordura, se dejan nublar por su ambición, por sus deseos, o simplemente aprovechan cada oportunidad en su vida, incluso si es a costa del sacrificio de alguien más y en realidad no sufren por ello, no se sienten culpables ni responsables por el dolor o malestar que ocasionan y en muchos casos, raros pero existentes, disfrutan de ello.
Lamentablemente, existen muchas personas así en el mundo, aunque ni nos percatemos de ello hasta que nos afecta directamente o simplemente somos víctimas de su injusticia, entonces se activan nuestros sentidos, nos sentimos heridos o afectados si lastimaron a alguien amado, sentimos rabia e impotencia y en ciertas ocasiones quisiéramos tomar acciones, directas, contundentes, enfrentarnos a esas personas y hacerles ver el daño que causan, impedir que se salgan con la suya, pero en la mayoría de los casos esta decisión no es la más acertada, pues esas personas que parten de la maldad al otro, casi siempre obran apoyadas por alguien más.
Aunque estés solo, no debes decir ni hacer nada malo. Aprende a avergonzarte más ante ti que ante los demás. Demócrito de Abdera
Aunque nos pueda causar impotencia, es necesario saber, que no es necesario afanarnos por que las personas malas reciban su merecido, les basta con tener que vivir consigo mismas diariamente, aunque no lo parezca o no nos demos cuenta, las personas que se dedican a mortificar la vida de los demás son personas resentidas, lastimadas, frustradas e inconformes, que se ocultan tras una supuesta felicidad que está ausente la mayoría del tiempo en sus vidas, nada los conforma o satisface, de allí la necesidad de ir contra los otros.
Estas personas suelen alardear de sus grandes momentos, de lo dichosas que son, hablando, en redes sociales o de cualquier otra manera, necesitan transmitir lo que no tienen, sentirse envidiadas o generar algún tipo de conflicto, sin darse cuenta que en lo profundo solo reflejan su profunda tristeza ante la vida y piensan que consiguiendo cosas, logrando éxitos inútiles, renombres y posiciones, podrán saciar su soledad.
Es extraña la ligereza con que los malvados creen que todo les saldrá bien. Víctor Hugo
No te resientas contra ellas, sé compasivo y paciente, les basta con convivir con esos sentimientos diariamente y en lo más hondo de su ser, tienen esa chispa que por alguna razón se apagó y ya no saben como recuperarla, son seres humanos igual que todos, que a medida que se alimentan de malas acciones, actitudes falsas y conflictividad, sólo consiguen motivos para ocupar y distraer su mente de su propia compañía.
Comprende y sé un rayo de luz para ellas, mantente alerta ante sus actos si pueden perjudicarte, pero no permitas que te roben mayor atención, ten confianza en que ellas mismas por sus propias experiencias, encontrarán su camino.
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