RINCÓN del TIBET

Las buenas personas te generan felicidad, las malas… aprendizaje

Las buenas personas te generan felicidad, las malas… aprendizaje

A medida que avanzamos por la vida vamos compartiendo trayectos con una infinidad de personas. Por lo general cuando los trayectos son más largos, tenemos más posibilidades de conocer la esencia de ellas, quedando en nuestro corazón la satisfacción característica de darle un espacio en él bien merecido, o en contraparte, curando alguna de las cicatrices que nos dejen a su paso.

El tiempo nos va dando la oportunidad de conocer, de entender y crecer junto a determinadas personas…  por la vía del amor o por la vía del sufrimiento y la decepción. En términos generales no podemos de entrada realizar una evaluación objetiva de nadie que apenas conocemos, a menos evidentemente que las intenciones sean claras desde un principio y se trate de algún acto delictivo o algo por estilo. Es necesario que el tiempo transcurra, que exista posibilidad de desenvolvimiento, de interacción para que una persona pueda mostrarse de acuerdo a lo que es en esencia.

En definitiva ninguno de nosotros somos totalmente buenos o totalmente malos, todos tenemos un lado oscuro, un lado que reacciona de forma egoísta y que algunas veces prioriza ante su entorno, sin importar inclusive si sus acciones o decisiones puedan estar dañando a alguien más.

Encuentro buenas a las buenas personas. Y encuentro buenas a las malas personas si soy lo suficientemente bueno. ― Lao-tsé

El problema principal radica en alimentar la parte de nosotros que queremos que predomine. Si queremos que predomine la bondad, debemos trabajar en las cualidades que consideramos nos llevan a ser seres bondadosos y mayormente armónicos con quienes nos rodean. También debemos identificar y ser capaces de aceptar nuestros rasgos oscuros, al aceptarlos podremos trabajarlos de la mejor manera en beneficio propio y colectivo.

El hecho es que cualquier tipo de persona puede hacerse para nosotros importante por lo bueno o por lo malo, definitivamente a través de la bondad se logran efectos mucho más deseados y positivos, porque el crecimiento se forja desde el amor, desde la empatía, desde la consideración y la búsqueda consciente del bienestar.

Mientras que a través de la maldad la importancia toma lugar por los agravios generados, por las emociones negativas que encierran las vivencias, por el dolor que sentimos… pero la fase más importante del proceso se da cuando entendemos que esa persona está allí para enseñarnos algo, para ayudarnos a crecer, a perdonar, a aceptar y eso definitivamente es ganancia… Cualquier amarga experiencia si la concientizamos nos deja un gran aprendizaje y esto nos ayudará de forma adicional a lo mencionado a no volver a estar en una situación similar.

Ve todo en tu vida como útil, entiende que nadie es perfecto, que cometemos errores, que priorizamos de forma personal y particular, lo que puede hacer que tomemos decisiones desacertadas o que sencillamente afecten a alguien…

Mira a tu alrededor, piensa en cada una de las personas q tienes a tu alrededor… Qué predomina? La bondad o la maldad? Tu mundo exterior es el reflejo de tu mundo interior… Si es la bondad, perfecto. Miras con los ojos de la tolerancia y entiendes que todos hacemos lo mejor que podemos con los recursos que tenemos… Si por el contrario predomina la maldad, evalúa con qué cristal estás viendo al mundo, qué esperas de los demás y qué estás dando… si todo está bien con esto, toma las medidas necesarias para limpiar tu entorno, así represente alejarte o alejar a quienes consideras nocivos. Sea cual sea el escenario nunca dejes de crecer.

 

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