RINCÓN del TIBET

Cómo recuperarse del fracaso …

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El fracaso es algo que todos hemos experimentado alguna vez en la vida y que, muy probablemente, volveremos a experimentar en el futuro. Ya sea un proyecto de trabajo fallido, un despido, una relación de pareja que resulta desastrosa, quedar el último en una competición o cualquier otra cosa, las probabilidades de fracasar serán más altas cuantas más cosas hagas en la vida. Evidentemente, si no haces nada no fracasarás pero tampoco lograrás ningún triunfo.

 Por tanto, está bien arriesgarse y lanzarse a por aquello que deseamos aunque exista la probabilidad de fracasar, además, sabes cómo afrontarlo de manera que no te haga demasiado daño y puedas recuperarte con rapidez, tendrás menos miedo a arriesgarte y, por consiguiente, más probabilidades de triunfar.

El pensamiento: ¿ Cómo interpretas tus fracasos ?

La tendencia que tengas a interpretar tus fracasos, es decir, qué piensas de ellos y de ti cuando las cosas te salen torcidas, ejercerá una gran influencia en tus emociones y tu conducta tras un fracaso.

Por ejemplo, dos mujeres tenían ganas de encontrar pareja y decidieron utilizar Internet. Después de un buen número de citas con diversas personas, ninguna de ellas había encontrado alguien especial. Tras este “fracaso”, una de ellas pensaba: “Es normal, a mí nada me sale bien, no gusto a nadie y tengo muy mala suerte. No vale la pena seguir buscando”.

 Por el contrario, la otra pensaba: “Aún no he encontrado a la persona adecuada pero sé que está en alguna parte. Además, con cada cita que tengo conozco gente, aprendo cosas nuevas de las relaciones y las personas y suelo entretenerme.” Este modo de pensar la empujó a seguir buscando (y divirtiéndose mientras lo hacía) hasta que encontró a alguien especial con quién comenzó una relación de pareja.

 Teniendo esto en cuenta, tras un fracaso puedes hacer lo siguiente:

Aprender

No dejes que tu mente se quede enganchada dándole vueltas al fracaso. Una vez que has aprendido todo lo que puedes aprender del fracaso, mira hacia el futuro, traza un nuevo plan de acción y sigue adelante. Piensa que hiciste lo mejor que pudiste hacer con la información que tenías en ese momento. Por supuesto, si hubieras podido leer el futuro y saber lo que iba a pasar, habrías hecho las cosas de otra manera. No somos adivinos.

Céntrate en el aspecto positivo. Lo que parece un fracaso ahora puede que al final no lo sea porque la vida puede darte después algo mejor. Por ejemplo, un despido puede ser el empujón que necesitas para encontrar un trabajo que te gusta más.

Sentir vergüenza

Tras un fracaso, una persona puede sentir vergüenza debido a que atribuye el fracaso a un rasgo de su carácter y se considera una persona fracasada, sin valor, incompetente, etc.

Eso puede hacer que se aísle, que no desee hablar con nadie de lo sucedido y que ni siquiera desee pensar en ello, lo que, a su vez, le impide aceptar el fracaso y aprender de él, aumentando sus probabilidades de que vuelva a cometer el mismo error en el futuro.

Si observas a tu alrededor, verás que las personas que cometen los mismos errores una y otra vez, son las que, ya sea por impulsividad o por vergüenza e incapacidad para aceptar sus errores, los sacan de su mente de inmediato sin aprender nada de ellos ni cambiar en nada.

Por tanto, acepta el fracaso, reconócelo, míralo directamente y no te avergüences de tus imperfecciones porque no hay en el mundo ser humano perfecto.

También puede servirte de gran ayuda hablar con alguien de tu sensación de fracaso. Si no confías en nadie lo suficiente, acude a un psicólogo. En una única sesión o unas pocas puede escucharte y ayudarte a expresar y aceptar el fracaso, sí como manejar esos sentimientos de culpa y vergüenza.

También puede ayudarte hablar con personas que hayan tenido éxito en lo mismo en lo que tú has fracasado porque es muy probable que te hablen de los muchos fracasos que tuvieron que afrontar en su camino hacia el éxito o la gran cantidad de obstáculos que encontraron.

Orienta tu mente hacia el crecimiento

Las personas orientadas hacia el crecimiento piensan que tienen mucho que aprender y están centradas en desarrollar sus habilidades y capacidades.

Por el contrario, hay personas que están centradas en demostrar que son competentes, estupendas y gustan a todo el mundo, lo que las lleva a evitar hacer cosas que puedan dañar esa autoimagen tan poco realista que tienen. Una persona así no aceptará el fracaso, no aprenderá de él y tendrá muchas más probabilidades de verse seriamente afectada por sus posibles fracasos.

Quienes se orientan hacia el crecimiento no creen que tengan unas capacidades fijas sino que siempre pueden crecer y desarrollar sus capacidades pues consideran que están en constante evolución.  Son más capaces de aceptar sus imperfecciones, errores y fracasos.

Por tanto, no pienses que tienes una cantidad fija de inteligencia, competencia, atractivo personal, etc., sino que puedes mejorar en todo, y aprovecha tus fracasos para obtener información sobre cómo hacerlo.

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