RINCÓN del TIBET

A quien me dio la vida… y hoy no puedo abrazar

A quien me dio la vida… y hoy no puedo abrazar

Un día como hoy estarías de cumpleaños, lo que me hace pensarte de manera especial y con una nostalgia particular… Cómo es posible integrar mis teorías de lo que encierra estar en esta vida, ocupar este espacio, vivir este rol, en este paréntesis temporal en medio de una eternidad, con el hecho de extrañarte tanto, con el hecho de sentir tantos sentimientos en donde prevalece la ausencia, la carencia, el dolor e inclusive hasta la culpa… No sé si puedes verme, no sé si puedes escucharme, creo que desde donde estás puedes tener contacto de alguna forma con los seres que dejaste acá en quienes ocupas un lugar espacial en sus corazones.

Pero si pudieses escucharme, solo por un momento más te diría muchas veces más que te amo, te daría muchas veces las gracias, globales y detalladas, gracias por decidir tenerme, por traerme al mundo, por cuidarme, por tolerarme, por buscar siempre mi beneficio, por entenderme, aunque yo no hiciera exactamente lo mismo, por darme pilares que me servirían durante toda la vida… Te diría que no he conocido una persona con el alma tan noble como tú, que esa ingenuidad, ese espíritu infantil que te caracterizaba, que te acercaba más a una niña, era justamente lo que la mayoría vamos perdiendo y hoy estoy convencida de que es lo que nos hace adultos infelices y nos hace esclavos de nuestro ego.

Te admiro, te admiro tanto, pienso que escogiste la vía más ruda para el crecimiento, la vía del sufrimiento, de la enfermedad… Hoy más que nunca sé que no es sencillo dominar nuestro cuerpo, como te lo pedía siempre, que cambiar las pautas mentales no es una tarea fácil, que la autosanación claro que es posible, pero que se necesita mucho más que mente en el proceso… Sí, pudiste leer todos los libros que te enviaba, pero entiendo que eso no basta, que las heridas emocionales pueden hacer de las suyas en nuestra vida y se necesita una plena consciencia para sanar, sanar por dentro, para que nuestro cuerpo sane, te entiendo… y lamento no haber podido brindarte más apoyo.

Si pudieras escucharme te diría que lo hiciste maravillosamente bien conmigo, que me enseñaste cosas fundamentales y que lo más importante que requiere un hijo, hasta ahora permanece presente en mí, en mi corazón, el amor que brinda una madre es sencillamente insustituible, parece mentira, pero nada vuelve a ser como era antes, a quién le puede importar más que a una madre el cumpleaños de un hijo, si un día como ése, de ella salió ese ser lleno de vida, a quién le puedes doler más que a tu madre? A nadie, puedes tener muchos amores, pero creo que la devoción de una madre, no tiene ningún tipo de comparación… Y definitivamente cuando ese espacio queda vacío, se siente y se siente en exceso.

Como quisiera poder abrazarte y cantarte cumpleaños el día de hoy, como quisiera que vinieras prestada tan solo unos minutos y escuchar tu voz, sentir tu mirada, sentir tu mano apretando la mía, escuchar de mi fan número uno, lo bien que hago hasta lo más insignificante… Muchas cosas no las valoramos lo suficiente, evadimos pensamientos, queremos escapar de realidades, y si retrocediera el tiempo no pensaría con frecuencia en el momento en el que no estuvieses, pero lamento no habérmelo planteado tan siquiera una vez y haberte dicho hasta saciarme todo lo que no quisiera que me quedara duda de que sabes… espero que hoy lo sepas todo, y que desde donde estés puedas sentir mi energía, escuchar mis palabras, sentir mi amor…

Eres parte de mí y yo soy parte de ti… Te amo más allá de la vida.

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