RINCÓN del TIBET

Querer ser libres sin saber lo que ello significa…

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Querer ser libres sin saber lo que ello significa…

Cuando hablamos de ser libres, muchas veces solemos asociarlo a hacer lo que nos dé la gana, tener libertad de acción y de pensamiento, pocas veces notamos que las verdaderas cadenas están en nuestro interior y si no nos liberamos de ellas estaremos en una constante búsqueda externa, pero nunca seremos libres.

Algunas veces incluso olemos acotarla a elegir lo bueno, lo justo, lo adecuado, pero bajo estos parámetros estamos desvirtuando el significado de la libertad. Libertad es poder elegir lo correcto o poder elegir lo equivocado, asumiendo las consecuencias de nuestras decisiones.

Libertad es pensar lo que pienso y no necesariamente lo que debería sentir, o lo que otros hubieran sentido, o lo que esperan que yo sienta. ― Jorge Bucay

 

La libertad es una de las mayores búsquedas del hombre, para algunos el propósito de la vida es justamente sentirse libres. Esto abarca muchos ámbitos, desde el poder de expresión, la libertad de sentir, de escoger los caminos a transitar, la libertad de equivocarse y la de aprender o no de los errores.

La libertad es como la mañana. Hay quienes esperan dormidos a que llegue, pero hay quienes desvelan y caminan la noche para alcanzarla. ― Subcomandante Marcos

 

La libertad al amar es una de las más peleadas, hay quienes aseguran que al vincularse afectivamente dos personas se pierde la libertad de cada uno y se forma una “libertad común”, pero nada más propio e individual que la sensación de libertad. Hay personas confinadas a una cárcel que se pueden sentir más libres que cualquier otro ser del planeta.

La libertad es en definitiva una condición del ser. No sabe cómo alcanzarla, tiene presunciones, no sabe qué se siente, porque aun cuando derriba los muros que creía le limitaban se da cuenta de que luego de ellos hay otro más y que solo ha logrado ampliar ese espacio, bien sea físico, mental, o emocional.

Solemos hacernos presos de cualquier cosa que nos rodea, nos esclavizamos a nuestros miedos, a nuestros afectos, a nuestros trabajos, a nuestras ideas… nos esclavizamos inclusive a la búsqueda de la libertad. Permanecemos a la defensiva, sintiéndonos constantemente amenazados por aquello que nos puede atar o limitar… Algunas veces sucumbimos y nos sometemos al grillete que representa la renuncia a la libertad, sin entender aún de qué depende ella.

Solo nos sentiremos libres cuando apartemos de nosotros lo que nos hace sentirnos amenazados, y esos no son factores externos, sino internos, es nuestra mente la que se encarga de aprisionarnos o de condicionar nuestra libertad, una vez que nos liberamos específicamente del ego, es cuando podemos afirmar que nos encontramos en estado de perfecta libertad, que es nuestra condición en esencia.

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