Mis emociones no tienen precio
¿Estarías dispuesto a pagar por la felicidad? ¿Cuánto darías por liberarte de todas las emociones negativas? Si esto se pudiera hacer, si se pudiese pagar por las emociones, ¿lo harías?
Estamos acostumbrados a huir del sufrimiento, de todo lo que nos causa daño. A veces, pasamos por situaciones tan duras o nos avergonzamos tanto de lo que sentimos que intentamos huir de esas emociones, o al menos ignorarlas. Aún no entendemos que las emociones negativas son incluso más importantes que las positivas.
Eres un universo único, lleno de emociones, pensamientos, sensaciones, deseos, sueños, aspiraciones, que solo espera tu permiso para liberarse
-Marco Nisida-
Tus emociones son importantes
Ponerle precio a las emociones hace que pierdan su verdadero valor. Las emociones son importantes, es más, no podemos prescindir de ellas. Aunque no queramos, las emociones son parte de nosotros mismos y aunque queramos evitarlas, esto no será posible.
Las emociones nos ayudan a motivarnos, a seguir adelante, a ser felices, a reflexionar, a creer en las personas… Podemos estar ahora pensando que esto solo sucede con las emociones positivas, pero ¿y las negativas?
Las emociones negativas también nos ayudan a seguir adelante, a superarnos, a aprender de nuestros errores, a aprender más de las personas. Pues puedes creer que alguien te ha hecho daño, pero lo que no ves es que esto es un aprendizaje. Pero, no te equivoques.
Comete errores, cáete, siente el dolor, siente la tristeza, siente la frustración. Ahora, acepta, levántate y lucha con más fuerza. Serás invencible
A veces pensamos que pasar por algo negativo nos ayudará a no volver a caer en lo mismo en un futuro. Pero esto es algo que nunca sabremos. Lo que nos ayuda realmente, lo que aprendemos de las experiencias negativas, es a enfrentar lo que tenga que venir de mejor manera. Es decir, si alguien te ha hecho daño no pienses que vas a aprender a discernir ahora quien es bueno de quien es malo. Es más, no te cierres ante las demás personas, no te “protejas”. Aprende a aceptar que esto es natural, que duele, claro que sí, pero también se aprende.
Las experiencias negativas y las emociones que nos causan pueden resultar un aprendizaje para empezar a aceptar aquello que negamos constantemente. Odiamos que las cosas nos salgan mal, odiamos que nos hagan daño, que nos hagan sufrir. Nos sentimos tristes por algo que sucede sin que nosotros podamos controlarlo.
Aprende a aceptar
Muchas personas viven en una constante búsqueda de la felicidad. Una felicidad que no hay que buscarla, sino encontrarla en nosotros mismos. ¿Cómo? Aceptando que no podemos controlar las cosas, y que las circunstancias negativas suceden al igual que las positivas.
Nuestro problema es brindarles mayor importancia a las negativas, viéndolo como algo totalmente inaceptable. “¿Por qué me ha pasado a mí?”, “¿qué he hecho yo para merecer esto?” son algunas de las preguntas que en ocasiones nos hacemos.
No has hecho nada, ¿merecer? No es cuestión de merecer o no merecer, es cuestión de que las cosas suceden. Fíjate en la osadía de pensar que no nos merecemos lo malo, pero sí lo bueno. Cuando en lo malo, hay muchas cosas positivas.
Cuando aprendas a mirar de verdad, observarás que en lo negativo hay mucho más positivo de lo que crees
No evites las emociones, no les pongas precio porque en verdad no lo tienen. Debes aprender a aceptarlas, sean estas positivas o negativas. Debes aprender a aprender de ellas, valga la redundancia.
Aprendemos más de todo lo negativo que de lo positivo. Porque para aprender debemos caer. ¿Cómo aprendemos a andar? Cayendo… ¿Cómo aprendemos a hacer algo? Cometiendo errores… Acepta tus emociones, aunque duelan, aunque creas no soportarlas. Ellas son parte de ti. Tú eres tus emociones. No les pongas precio.