RINCÓN del TIBET

La vergüenza de confesar el primer error, hace cometer muchos otros

La vergüenza de confesar el primer error, hace cometer muchos otros

La sinceridad no resulta cosa fácil para muchas personas, decir la verdad es una actitud ante la vida, que una vez que se hace costumbre es difícil actuar de manera contraria, ser honesto se hace costumbre para aquellas personas que llevan una vida clara, por lo que siempre decir la verdad será la primera opción, a costa de lo que sea.

El hombre que ha cometido un error y no lo corrige comete otro error mayor. Confucio

 

Obviamente también ocurre lo contrario, cuando mentimos, debemos sostener la mentira a lo largo del tiempo, dependiendo de la magnitud de lo dicho, se hará difícil sostenerla, no únicamente hablamos de tiempo, sino que entre mas tiempo transcurra más personas se involucran y tarde o temprano todo inevitablemente, queda al descubierto.

Cuando cometemos errores que afectan a terceros, además de afectarnos a nosotros mismos, siempre resulta más difícil reconocerlos, especialmente cuando se despierta el temor de lo que pueda pasar ante lo sucedido, ante aquello que se oculta y que preferimos no decir jamás, esto ya suma un segundo error al yo cometido, pues además del error solo queda en más la pura mentira.

Un error no se convierte en verdad por el hecho de que todo el mundo crea en él. Mahatma Gandhi

 

Ocultar un error por vergüenza, solo complica las cosas, generalmente llamamos error, a eso que ocurre y no debió ocurrir, una mala decisión, un camino equivocado, una mentira indeseada, un atajo o simplemente a las acciones impulsivas que terminan llevándonos a actos contrarios a los que haríamos en condiciones normales, sin embargo, nadie está exento de cometer errores, que además traen consecuencias de las cuales no podemos escapar.

Reconocer el error y dejar la vergüenza a un lado, para alcanzar la liberación de reconocer lo ocurrido, es la acción más sensata que podemos asumir luego de cometer un error, no solo por los afectados, sino por nosotros mismos, es una manera directa de aliviar nuestra pena, la vergüenza pasará inmediatamente se haya dicho, luego solo quedará la necesidad de enmendar, de ser necesario, lo que sucedió.

Los errores pasan, sólo la verdad permanece. Denis Diderot

 

Tras los errores callados, solo vienen más errores, no hay nada que pueda cambiar esta situación, porque además al no decir lo sucedido y tratar de aclarar las cosas, simplemente lo vamos haciendo costumbre, tratamos en la medida de lo posible que aquello no se sepa, más aún si ha pasado un tiempo considerable y tras justificarnos mil veces en que ya no tiene ningún sentido conversarlo, buscaremos las maneras de mantenerlo oculto, esto solo genera mentiras tras mentiras, una cadena de errores que no llega a ser muy larga.

La vergüenza no es buena compañera de aquel que teme lo que puedan pensar de el, únicamente quien realmente tiene la voluntad de asumirse y de conocerse, puede enfrentar un error cometido y esperar las consecuencias, pero de allí en más no puede seguirle ningún error, ese error morirá en ese momento en el cual es dicho y no hay ningún necesidad de pensar nuevamente en el.

Afronta tus errores más allá de la vergüenza, vive la libertad de no tener que sostener las acciones indeseadas por mayor tiempo, tarde o temprano todo se sabe y a la larga no solamente deberás justificar y aclarar el primer error cometido, sino el tiempo, la confianza traicionada y la cadena de errores que le siguieron a la mentira.

 

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