RINCÓN del TIBET

Cualquier cosa que te cueste tu paz, es demasiado cara

Cualquier cosa que te cueste tu paz, es demasiado cara

En el transcurso de la vida se nos presentan muchas oportunidades, se nos cruzan personas, queremos alcanzar metas, tenemos diversos planes que queremos llevar a cabo y todo el entusiasmo y las ganas que tengamos para hacer las cosas es totalmente válido y conveniente siempre y cuando el precio a pagar no sea nuestra paz.

Debemos estar conscientes y atentos a cómo manejamos nuestros esfuerzos cuando queremos obtener algo, debemos trazarnos un norte, una meta y una ruta a seguir… Luego, como buenos estrategas y arquitectos de nuestro destino, debemos ir tras nuestra conquista, sin embargo, debemos limitar las preocupaciones, la ansiedad y los miedos, debemos evaluar los factores externos que los generan y sobre todo los internos que son aquellos de los cuales tenemos control.

La paz es algo que en definitiva nada externo nos lo puede dar y tampoco quitar, es una condición personal que logramos a través de la conexión con nosotros mismos, es el estado en el cual nos sabemos parte de un todo y que absolutamente todo lo que creemos necesitar está justo en nuestro interior. Sin embargo, en ese camino de encuentro con nosotros mismos y de autoconocimiento, nos encontramos con situaciones que nos pueden afectar el proceso.

Cuando sentimos que una situación nos perturba más de la cuenta, cuando nos desvela y nos mantiene alertas, cuando nos preocupamos más de ocuparnos, cuando sentimos temor a no conseguir o mantener, debemos hacer una pausa para revisar si eso que buscamos o bien queremos conservar vale la pena.

Por lo general todo lo que robe y perturbe nuestra paz, nuestra serenidad y nos genere incomodidad, se convertirá en un ladrón de nuestra energía vital y los beneficios asociados no tendrán mucho que ver con lo que perdemos en el proceso.

Tenemos entonces dos caminos a seguir, desistir de aquello que aun queriéndolo nos genera inconvenientes o replantearnos la forma en la que estamos reaccionando. Hay miles de maneras de conseguir algo, de mantener algo, pero la peor de todas es bajo la zozobra, la intranquilidad, el miedo o la agitación de nuestro ser de la forma más incómoda.

Sea lo que sea, solo eres tú quién podrá decidir si lo que estás invirtiendo es un muy alto costo para lo que representará el resultado. Pero te adelanto, que si no cambias tu manera de abordar la situación, tu paz siempre se verá amenazada, solo tú puedes generarte el confort necesario para luchar tus batallas, para alcanzar tus metas, para estar con alguien, si no aprendes a hacerlo desde el autocontrol y la serenidad, usando todos los recursos que se te han dado, probablemente seas caldo fácil de proliferación de preocupaciones, que a fin de cuentas no resuelven sino paralizan.

Preocuparse no se lleva los problemas de mañana, se lleva la paz de hoy.

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