Amar consiste en encontrar en la felicidad de otro, la propia felicidad…
Existen muchas maneras de amar, en realidad los seres humanos somos capaces de albergar en nuestra alma millones de vivencias, grabar en ella todas las experiencias posibles y de alguna manera nuestra alma se expande, se extiende y se hace más y más grande, de allí todos los sentimientos, las emociones y las acciones que jamás llegamos a pensar que podemos realizar.
La felicidad es íntima, no exterior; y por lo tanto no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos. Henry Van Dyke
El amor es una fuente inagotable, un manantial de vida que nos permite encontrar día a día un nuevo motivo, una nueva razón para querer vivir, existir y relacionarnos, no importa a través de que o de quien conozcamos el amor verdadero, un amor eterno, una pareja inolvidable, la familia, nuestros hijos, los amigos, la naturaleza, el universo…todas las formas de amar son válidas, es que de alguna manera inevitable el amor está presente en todas las cosas de nuestra vida, manifestándose constantemente, actuando y renovándose.
Cuando amamos realmente, cuando tenemos la oportunidad de entender el verdadero sentido del amor, que no es pasión ni posesión, que no son celos ni conflicto, que no es obsesión sino pureza, entonces aprendemos a ser felices a través de la felicidad del otro, de ese ser amado, de esas personas que nos rodean y que nos importan y cuyas vivencias comienzan a hacerse parte de nuestra propia vida.
La felicidad es darse cuenta de que nada es demasiado importante. Antonio Gala
Las experiencias que atravesamos en nuestra vida, nos van forjando un criterio del amor, nos hacen pensar que el amor tiene límites, condiciones y nos hacemos egoístas, cuando el amor no es más que eterna liberación, no demanda, no entra en conflicto, no es dolor…simplemente hay que sentirlo y aprender a vivirlo.
Cuando nos permitimos ser felices a través de la felicidad del otro, descubrimos una faceta del amor que nos hace libres, porque salimos de nuestro propio círculo para atrevernos a entender a los demás, de no juzgar, de comprender y de compartir, la felicidad de quienes amamos nos hace felices, nos llena de dicha, de placer y de plenitud y así aprendemos a desapegarnos de lo que nosotros mismos formamos como nuestra zona de confort, donde creemos que estamos seguros y donde pensamos que podemos únicamente encontrar la felicidad.
La felicidad compensa en altura lo que le falta en longitud. Robert Frost
Encontrar la propia felicidad en la felicidad del otro, es la manera más noble de ser humano, de ser compasivo y de llevar a nuestra propia vida la capacidad de entender que somos muchos en el planeta, que todos nos complementamos y que podemos genuinamente disfrutar de la dicha de los demás, sin vestigios de envidia, de resentimientos o de competencias, realmente podemos dar este paso, pues todo el mundo tiene alguien en su vida cuyas alegrías vive y siente en carne propia, pues sería realmente maravilloso poder extender este sentir a todos los seres.
Abrirse al amor verdadero, deslastrarse de prejuicios y de condiciones, dejar de pretender actuaciones por parte de los demás…dejar de esperar, de vivir de ilusiones y expectativas, te llevará a encontrar la verdadera dicha, esa que no se acaba con el dinero, esa que no reposa ni que finaliza con las vacaciones…ese amor real que vemos en cada rostros, en las experiencias de los demás y en nuestra propia capacidad de encontrar nuestra dicha en la felicidad del otro, es allí donde radica el verdadero amor.
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