Es mejor soportar un dolor ahora, que soportarlo para siempre
Muchas veces nos negamos a tomar decisiones drásticas en nuestras vidas, anticipándonos a que nos generará un gran dolor, sin embargo podemos dejar de considerar que la mayoría de las veces es preferible soportar dolor puntual, a soportar un dolor que se extienda en el tiempo.
Sí, es cierto que la intensidad puede ser mayor en comparación al dolor distribuido en el tiempo, pero si estamos expuestos a una situación que nos genera malestar, que nos roba sonrisas, que nos limita, que nos hace sentirnos menos o sencillamente desencajados con aquello que vivimos, es necesario evaluar los escenarios a largo plazo y preguntarnos si existen factores que contribuyan a generar un cambio o si está a nuestro alcance evitarnos dolores que se extiendan en el tiempo sin tomar medidas drásticas.
Si evaluando todos los elementos de la ecuación concluimos que no hay mucho que podamos hacer o que ya lo hemos hecho todo para cambiar la situación, pues será conveniente dejar de soportar la situación, ser radicales y preservar lo que nos quede de vida.
Nadie nos obliga a estar de manera permanente en una situación, en un empleo, vinculado sentimentalmente a alguien, en un lugar geográfico, estudiando una carrera, etc, etc… No estamos plantados como los árboles, afortunadamente podemos movernos a nuestra conveniencia y si es de establecernos, podemos hacerlo donde no estemos sometidos a una continua incomodidad.
No debemos acostumbrarnos a vivir en el maltrato, a hacer cosas que no deseamos, a escuchar palabras que nos hieren, a ser engañados, a imaginarnos que no nos duele, a colocarnos una coraza a ver si sentimos menos dolor, a desconfiar de las personas, a resignarnos… La vida es para disfrutarla y es difícil hacerlo cuando estamos en un estado de permanente dolor.
Lo que nos ocurre es nuestra responsabilidad, somos nosotros los que debemos colocar límites, los que decidimos qué aguantar y cómo nos afecta. Nuestros conceptos y pautas de merecimiento juegan un papel importante, ya que cuando tenemos poca aceptación de nosotros mismos, cuando tenemos miedo de no conseguir mejores oportunidades, cuando creemos que merecemos poco, pues eso es lo que atraeremos a nuestras vidas, nuestro entorno nos tratará como nosotros nos tratamos.
Hagamos las revisiones internas necesarias, desmontando creencias de ser necesario, nadie merece perpetuar un estado que le genere incomodidad y el tomar decisiones es vital para salir de ello, aunque duela, aunque sintamos que se nos va el alma, aunque pensemos que nos arrepentiremos, evitar un dolor permanente siempre valdrá que atravesemos un dolor transitorio.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet