Madurar es también aprender a estar solo
Una vez que ha transcurrido un tiempo considerable en nuestras vidas, cuando hemos adquirido más experiencia, se nos hace más sencillo apreciar y entender cierto tipo de tránsitos a los que podemos vernos expuestos, entre ellos aprendemos a valorar cierto tipo de compañías, aprendemos a acercarnos a nuestros seres queridos, aprendemos a alejarnos de los que nos restan y sobre todo aprendemos a estar solos.
Estar solos puede apreciarse de muchas maneras, sin embargo, existe la creencia casi generalizada de que el estar solo es por mucho uno de los peores estados en los cuales se puede encontrar una persona, entendiéndose como antinatural, ya que el hombre es un animal netamente social y le hace falta la compañía de otra persona, el apoyo e incusive una familia para desenvolverse de la mejor manera.
En realidad la sociedad se ha encargado de colocar esa información en nuestro disco duro, el estar solo por lo general ni siquiera se aprecia como una elección, sino como la consecuencia de acciones, personalidades y estilos de vida desacertados, en los cuales quien está solo ha hecho algo que lo ha “sometido” a ese estado de soledad, como una especie de castigo o de poco mérito para estar con alguna compañía.
A medida que adquirimos mayores criterios de selección, a medida que entendemos más la vida, nos podemos dar cuenta de que nada más alejado a la realidad que las sugerencias de la sociedad en cuanto a la decisión de estar con nuestra compañía, que decidir estar solo es totalmente válido, que es inclusive saludable.
Nunca estoy solo. Tengo la costumbre de estar siempre con Salvador Dalí. Créame, eso es una fiesta permanente. ― Salvador Dalí
Una persona que no sabe estar sola, difícilmente podrá en esencia estar con alguien más. Solo el que es capaz de amar su soledad es capaz de amar a otros desde el desapego, desde el deseo y la preferencia, en lugar de la dependencia y la necesidad.
Estar solos es el estado que nos permite realmente conocernos, sin fachadas, sin trajes, sin roles, sin pretender agradar, sin tener que cubrir expectativas ajenas… Desnudarnos ante nosotros mismos, descubrirnos frente a un espejo, amarnos y procurarnos lo mejor, solo lo conseguiremos desde la más absoluta soledad, solo allí apreciaremos lo que somos, solo desde allí podremos entender el propósito de nuestra vida.
El estar solos es una liberación que nos permite quitarnos de encima todo aquello que no nos permite ser nosotros mismos, para conocernos realmente y desde allí poder mostrarnos sin pretensiones, sin complejos, sin ego ante otros.
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