Vivir los recuerdos es una parte importante del olvido…
Cuando tomamos la decisión de olvidar ni siquiera los recuerdos queremos sujetar a nuestro lado, de hecho son los primeros pensamientos que deseamos alejar de nuestra vida, sin embargo, no nos damos cuenta que vivir los recuerdos es una parte trascendental para lograr el olvido.
Parece incoherente el tener que recordar para poder olvidar, pero resulta que recordar sin temor significa aceptar, lo cual es imprescindible para llegar al olvido.
La mente tarda en olvidar lo que le ha llevado mucho tiempo aprender. Séneca
Tener la capacidad para vivir cada recuerdo de lo sucedido o cada vivencia que se pretende olvidar, nos representa y nos indica un grado de madurez, además es una señal de haber adquirido la sabiduría suficiente, para sencillamente transformar esos recuerdos en parte del pasado y sumarlos al olvido, a eso que ya no deseamos tener en nuestro presente.
Sí pretendemos olvidar a las personas y los hechos, sin siquiera recorrer la historia, cómo ocurrieron las cosas y por qué ocurrieron, nos hará cuesta arriba poder lograrlo, debido a que siempre estará rondando en nuestra mente y en nuestro pensamiento, aún sin querer, aquello que deseamos olvidar, es decir, mientras más fuerza ponemos en la intención de olvidar más llega a nuestra memoria.
Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón. Jorge Luis Borges
Debemos tener presente, que las vivencias, buenas o malas, forman parte de nuestra vida, de nuestro camino, y más allá de su significado, los recuerdos que quedan, tienen una razón de ser, un sentimiento por compañía y una emoción generada, que ya no sea la misma, no quiere decir que el recuerdo desaparecerá.
Aprender a vivir los recuerdos, para poder trascender al olvido, es el camino más viable y menos doloroso cuando se desea dejar algo atrás, pues no podemos acabar con algo que no se ha aceptado, asimilado y mucho menos que no se tolera ni en pensamiento.
No se trata de regocijarse o condenarse a la tortura del recuerdo, simplemente aprender a lidiar con esas vivencias antes de dejarlas ir, es en este punto, donde nos damos cuenta de la importancia de la aceptación, de la tolerancia y del perdón, pues muchos asuntos que se desean olvidar, seguramente han debido pasar por este tamiz.
Recordar es el mejor modo de olvidar. Sigmund Freud
Vivir los recuerdos antes de decir adiós, es ese preludio a la despedida, es la manera más limpia de despedirse, es la mente clara, despejada y serena ante la experiencia que se desea olvidar, evidentemente, si los recuerdos aún nos producen emociones, gratas o no, aquellas sensaciones que se escapan de nuestros sentidos, pues difícilmente lograremos dejarlo ir.
Por más doloroso que sea un recuerdo, debemos tener la voluntad de poder vivirlo plenamente, no podemos pasar al olvido sin que exista aceptación plena, sin remordimientos, sin resentimientos y sin apegos innecesarios, bien sea al placer o al sufrimiento.