RINCÓN del TIBET

Un tropiezo puede prevenir una caída

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Un tropiezo puede prevenir una caída

Muchas veces nos sentimos mal por haber vivido algún tropiezo, nos podemos tratar con poca condescendencia y podemos inclusive avergonzarnos por ese episodio, sin siquiera detenernos a pensar que ese tropiezo, que quizás nos desestabilizó, pudo habernos evitado una estrepitosa caída.

Solemos magnificar lo que nos ocurre, pero cuando tenemos la oportunidad de exagerar a nuestro favor, somos más bien prudentes y dosificados. Nos reclamamos intensamente, pero no podemos imaginar las consecuencias de una posible caída.

Un tropiezo nos permite mirar detenidamente el camino, cuidar los siguientes pasos, inclusive puede ser el detonante que nos invite a seleccionar otra vía que no hubiésemos podido ver, de no haber experimentado ese tropiezo.

Seamos agradecidos con las señales de la vida, el tener la posibilidad de replantearnos nuestros pasos y evitar daños considerables mayores, representa una bendición en nuestras vidas. Lo que no debemos hacer es atemorizarnos o paralizarnos ante nuestros tropiezos, porque más de una vez nos tocará experimentar esa sensación, ese vacío en el estómago propio de los tropiezos y eso tendremos que aprender a agradecerlo y a canalizarlo de forma conveniente para nosotros.

A veces la caída llega sin aviso, en estos casos son los que deseamos haber sufrido un tropiezo previo, que nos colocara en alerta, que nos hiciera observar mejor ese camino. De igual manera, levantarse es la única opción viable, nos sacudimos, atendemos los raspones y seguimos adelante.

La vida sería hasta aburrida de mantenerse lineal, sin obstáculos, sin piedritas en el camino, sin bifurcaciones que nos coloquen en posición de elegir… Si caemos, algo debemos tener claro, estáticos no estábamos, lo cual es un buen indicador, pues nadie cae en reposo.

Cada paso que das, aunque no lo notes con claridad, te hace más fuerte, te hace más resistente, te hace tener una visión más amplia y nos conduce a sitios que necesitamos visitar. Nada de lo que nos ocurre pasa por casualidad, así que relájate y mira el lado positivo de cada situación.

Sí, pasaste un susto, sí, no fue cómodo, pero imagínate por ejemplo, que de no haber tropezado, jamás hubieses visto el precipicio que se encontraba a unos escasos pasos de donde viviste ese tropiezo. El no irnos de cabeza, aunque resultemos con alguna torcedura, seguramente es una ganancia que no estábamos considerando.

Disfruta la vida, disfruta inclusive tus tropiezos y tus caídas, es parte del juego, aunque ahora no lo recuerde.

Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet

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