Tu peor enemigo lleva tu rostro?
Cuando hablamos de enemigos, pensamos en personas cuya energía hacia nosotros es de cuidado, pero cuántas veces no somos nosotros mismos quienes nos procuramos mal?
Detecta si estás atentando contra tu persona. Si te sientes identificado con estos ítems es hora de tomar cartas en el asunto y reconciliarte contigo:
- Tus pensamientos acerca de ti son negativos: “No sirvo para esto, soy una mala esposa, tengo mala suerte, lo volví a hacer mal…” son ejemplos de diálogos internos nocivos para nosotros.
- Las personas que te rodean y con quienes interactúas a diario son personas tóxicas o negativas.
- Tu entorno físico está en desorden.
- Sientes continuo cansancio y dolores corporales.
- Tienes vicios o adicciones.
- Tienes hábitos alimenticios poco saludables y comes a deshoras.
- Siempre estás retrasado o sientes que el tiempo no te rinde.
- No te gusta tu trabajo o lo que estás estudiando.
- Siempre vez el lado negativo de las cosas.
- Eres dependiente emocionalmente.
- Responsabilizas a quienes te rodean de tus desaciertos.
- Te sientes poco reconocido por quienes te rodean.
Bien, si no te sentiste identificado con estas afirmaciones, probablemente lo estés haciendo bien contigo mismo. Si por el contrario, estas afirmaciones de cierta forma te describen, es hora de iniciar un cambio.
Lo primero que debes hacer es amarte y respetarte, por más trillado que suene este par de conceptos son muy profundos y muchas veces olvidamos aplicarlos a nuestra propia existencia. Al tomar el control de tu vida, dejas de atentar contra ella, al hacerte consciente de que todo lo que necesitas está dentro de ti, dejas de depender de cualquier factor externo.
No se trata de hacerte responsable por todo lo que pasa en el mundo, sino en TU mundo.
Es necesario saber cuándo debemos cambiar nuestros pensamientos, cuándo debemos alejarnos de personas, que no están allí por casualidad, están allí porque necesitamos reflejarnos en ellas y cuando nuestra forma de pensar y de sentir cambie, probablemente estas personas cambien.
Un espacio desordenado es un reflejo de nuestra mente, “como es adentro es afuera”. Un lugar de trabajo en el que permanecemos aún sin gustarnos, habla de que no nos estamos respetando, de que no confiamos en nuestras capacidades de encontrar algo que nos guste más.
No cuidarnos se traduce en no amarnos, somos responsables de nuestro bienestar, cuando se encienden señales de alerta y sentimos que algo no está bien, debemos actuar. Es la vida la que transcurre y todo lo que vivimos es generado por nosotros mismos, así que si no nos gusta lo que estamos viviendo, comencemos por amarnos y sustituir nuestros pensamientos por las cosas que queremos ver presentes en nuestras vidas. Ámate y cuídate… Principalmente de ti.