Tu pasado no te define, fue solo una lección, no una sentencia de por vida
Una de las cosas maravillosas que lleva consigo la vida, que a veces no sabemos apreciar, es el hecho de que en cualquier momento podemos dejar de mirar nuestro pasado, dejar atrás su influencia en nosotros y simplemente recomenzar.
La vida está cargada de infinitas oportunidades, consciente o inconscientemente procuramos ciertas experiencias y algunas de ellas de nuestro pasado, tienen una conexión emocional muy fuerte, lo que hace que nos anclemos a ellas como si fueran una sentencia e inclusive que definan quienes somos.
Lo que ocurrió en nuestro pasado, efectivamente nos ha llevado a ser quienes hoy somos, sin embargo eso no quiere decir que sea una sentencia y tengamos que colgar con culpas, miedos, tristezas, sensaciones de pérdidas, añoranzas o arrepentimientos a lo largo de nuestras vidas.
Debemos procurar tomar de manera conveniente nuestro pasado para que nos impulse, rescatar de él lo valioso, la lección aprendida y con nuevas herramientas ver hacia adelante. Conscientes de que siempre podremos cambiar el rumbo, que aunque algunas veces cometemos errores que no tienen enmiendas posibles ni paliativos, ese no debe convertirse en una sentencia.
Sí, puede ser que resulte atractivo para nuestra mente lamentarse quizás por lo que hoy sería de nuestra vida si no hubiésemos cometido tal error, o si no hubiésemos dejado ir a aquella persona, o si hubiésemos tomado esa oportunidad de trabajo… y ajustado a la creatividad de nuestra mente, el escenario sea mucho mejor a nuestra realidad actual. Pero lo verdaderamente real es que no lo sabemos, no estamos a mano la certeza de que eso iba a ser así, es solo una posibilidad de las infinitas que puede imaginar nuestra mente.
Lo cierto es que lo más recomendable para nuestro bienestar es aceptar que los errores se cometen, pero que incluso lo que pensamos que era una pérdida, luego en algún momento vemos como realmente era una ganancia. Vemos con frecuencia cómo lloramos algo que perdimos y luego nos topamos con algo que llega a ser mucho más importante en nuestras vidas, que de no haber sido por ésa lamentable pérdida no hubiese tenido lugar o no hubiese sido posible reconocer o mantenerlo en nuestras vidas.
Confiemos en el proceso de la vida, entendamos que las cosas no siempre son como queremos, pero que esto no necesariamente es malo, que probablemente sea inclusive mucho mejor a lo que deseamos. Pero es necesario aprender a soltar, a dejar ir, lo que no nos convenga, sobre todo a nivel mental y emocional, todo pensamiento que nos castre, nos condicione o que percibamos como una sentencia.
Debemos para ello estar atentos, a nuestros pensamientos y a nuestras emociones, cuando pensamos en algo como una sentencia que nos produce una emoción negativa, debemos procurar nuevos canales de comunicación en nuestro cerebro, que tiene la capacidad de rehacerse continuamente, incluso en la ancianidad.
Podemos aprender y desaprender y sobre todo ayudándonos tomando consciencia, desde nuestro ser, conectándonos con esa fuente maravillosa de energía que a veces es solapada por nuestra mente, pero que siempre está allí disponible para nosotros, de donde obtenemos la paz necesaria para saber que no somos nuestros pensamientos, ni nuestras emociones, ni los errores que hemos cometido y que siempre tenemos la oportunidad de comenzar de nuevo, desde cero si es preciso y hacer de nuestra vida la experiencia más hermosa y gratificante.