Tener un instante de conversación con un niño puede renovar nuestra vida…
¿Alguna vez te has tomado un instante, en medio de la tormenta, para tener una conversación con un niño?…
Estamos muy ocupados, muy complicados, necesitamos criterios maduros y experimentados, consejos sabios y decisiones puntuales… ¿por qué habrían de venir de un niño?… puede llegar a sorprendernos lo que un niño puede reconfortarnos y aclarar nuestra vida en una conversación.
Entre todas las alegrías, la absurda es la más alegre; es la alegría de los niños, de los labriegos y de los salvajes; es decir, de todos aquellos seres que están más cerca de la Naturaleza que nosotros. Azorín
Recibimos apoyo de muchas personas, suelen ofrecernos ese apoyo, ayuda y solidaridad, sin embargo, un niño jamás demostrará interés alguno en un asunto nuestro que nos preocupe, ellos pueden involucrarse en nuestra tristeza, en nuestras angustias, pues además son muy perceptivos, pero rara vez harán permanente esa emoción, simplemente la identifican, la viven y la dejan ir.
Cuando tenemos la oportunidad de conversar con un niño, podemos sorprendernos al recibir los consejos más sabios que jamás hallamos escuchado, pues proviene de la inocencia, de la claridad, pero especialmente del presente, un niño no sumará a un problema, todas las angustias y pesares que nosotros le incluimos, que hacen nuestra carga más pesada, el niño simplemente lo verá desde su entendimiento y si miramos hondo nos daremos cuenta de sus palabras, de su sentido y es muy probable que podamos renovar el enfoque que tenemos de determinada situación.
Los niños no tienen pasado ni futuro, por eso gozan del presente, cosa que rara vez nos ocurre a nosotros. Jean de la Bruyere
Los niños tiene una visión muy particular de la vida, nada es tan serio, tan preocupante ni tan permanente, para ellos todo pasa en un segundo y eso es lo que importa, ojala todos pudiéramos conservar esa virtud de infancia de quedarnos en el presente sin tener que ir constantemente al pasado o vivir preocupados por el futuro.
Conversar con un niño, puede renovar nuestra vida, escucharlo, sin corregirlo, sin pedir explicaciones y sin complicar en nuestra mente lo que nos está diciendo, simplemente escuchar, atentos, sin juicios y sin perturbaciones, tratar de entender su punto de vista y su apreciación de la vida o del instante que trata de trasmitir.
No saber lo que ha ocurrido antes de nosotros es como seguir siendo niños. Marco Tulio Cicerón
Para quienes tiene la oportunidad de tener una verdadera conversación con un niño, no una conversación para dar instrucciones o corregir, o cotidiana, más bien una conversación serena y desinteresada, podrán observar como el niño cambia de temas como si simplemente saltara en las olas, parece ser incoherente, de hecho atribuimos esta falta de linealidad a su niñez, a su infancia, pero ocurre precisamente lo contrario, el niño vive en el presente y no hay sabiduría que nos den los años que nos permitan ver esto.
Cuando nosotros hemos rondado mil veces un asunto, el niño ya lo ha dejado mil leguas atrás…aprendamos de esto, renovemos nuestra vida, date la oportunidad de escuchar a un niño por un instante y verás lo maravilloso que podrá dar a tu vida…