RINCÓN del TIBET

Siete Reglas de Paracelso para cambiar tu vida

Siete Reglas de Paracelso para cambiar tu vida

 Lo más terrible se aprende enseguida

y lo hermoso nos cuesta la vida…

Silvio Rodríguez

 

… Es una costumbre arraigada que podemos llevar una existencia entera a cuestas.

Y es que estamos tan aferrados al ego, que no nos damos cuenta de las miles y miles de personas que ya presienten  la sabiduría innata que llevan en sí mismos y de allí tantas vertientes que dicen a gritos las maneras de vivir, no de sobrevivir, sino la manera de ser lo que somos, luz, sabiduría y amor, dejando a un lado la autocompasión que sentimos y que deriva, o en la terrible supremacía de aquellos que se piensan iluminados o en la magnífica sencillez de quien se sabe “ser”.

Sea cual sea el camino que escojamos, la manera que tomemos de subsistir, nuestras decisiones, triunfos y fracasos, hay guías que día a día están allí a nuestro alcance para contribuir en la lucha constante de nuestro ser frente a  nuestros pensamientos y su influencia en la verdadera fuente interior.

Si tomamos caminos fáciles o difíciles, la diferencia la hará la actitud del recorrido, y hacerlo sin prejuicio, sin ser jueces de nadie, sin falsas pretensiones ni vanas ostentaciones, con humildad, sencillez, siempre actuando en amor y llevados por la razón, de seguro al llegar al final del camino, habremos comprendido y amado todo lo que dejamos en el camino y lo mejor, habremos llegado sin nada, sin pesos superfluos, sin ataduras materiales y con la plena disposición de continuar.

Para decidir por esta actitud en el recorrido de nuestro camino, existen muchos buenos consejos, entre ellos las 7 Reglas de Paracelso, que en su simplicidad y práctica, nos van deslastrando del hollín que cubre nuestro cuerpo y del velo que cubre nuestro entendimiento y consciencia:

1° Lo primero es mejorar la salud. Para ello hay que respirar con la mayor frecuencia posible, honda y rítmica, llenando bien los pulmones, al aire libre o asomado a una ventana. Beber diariamente en pequeños sorbos, dos litros de agua, comer muchas frutas, masticar los alimentos del modo más perfecto posible, evitar el alcohol, el tabaco y las medicinas, a menos que estuvieras por alguna causa grave sometido a un tratamiento. Bañarte diariamente, es un habito que debes a tu propia dignidad.

2º Desterrar absolutamente de tu ánimo, por más motivos que existan, toda idea de pesimismo, rencor, odio, tedio, tristeza, venganza y pobreza. Huir como de la peste de toda ocasión de tratar a personas maldicientes, viciosas, ruines, murmuradoras, indolentes, chismosas, vanidosas o vulgares e inferiores por natural bajeza de entendimiento o por tópicos sensualistas que forman la base de sus discursos u ocupaciones. La observancia de esta regla es de importancia decisiva: se trata de cambiar la espiritual contextura de tu alma. Es el único medio de cambiar tu destino, pues este depende de nuestros actos y pensamientos. El azar no existe.

3º Haz todo el bien posible. Auxilia a todo desgraciado siempre que puedas, pero jamás tengas debilidades por ninguna persona. Debes cuidar tus propias energías y huir de todo sentimentalismo.

4º Hay que olvidar toda ofensa, más aún: esfuérzate por pensar bien del mayor enemigo. Tu alma es un templo que no debe ser jamás profanado por el odio. Todos los grandes seres se han dejado guiar por esa suave voz interior, pero no te hablara así de pronto, tienes que prepararte por un tiempo; destruir las superpuestas capas de viejos hábitos, pensamientos y errores que pesan sobre tu espíritu, que es divino y perfecto en si, pero impotente por lo imperfecto del vehículo que le ofreces hoy para manifestarse, la carne flaca.

5º Debes recogerte todos los días en donde nadie pueda turbarte, siquiera por media hora, sentarte lo más cómodamente posible con los ojos medio entornados y no pensar en nada. Esto fortifica enérgicamente el cerebro y el Espíritu y te pondrá en contacto con las buenas influencias. En este estado de recogimiento y silencio, suelen ocurrírsenos a veces luminosas ideas, susceptibles de cambiar toda una existencia. Con el tiempo todos los problemas que se presentan serán resueltos victoriosamente por una voz interior que te guiara en tales instantes de silencio, a solas con tu conciencia.

6º Debes guardar absoluto silencio de todos tus asuntos personales. Abstenerse, como si hubieras hecho juramento solemne, de referir a los demás, aun de tus más íntimos todo cuanto pienses, oigas, sepas, aprendas, sospeches o descubras. por un largo tiempo al menos debes ser como casa tapiada o jardín sellado. Es regla de suma importancia.

7º Jamás temas a los hombres ni te inspire sobresalto el día de mañana. Ten tu alma fuerte y limpia y todo te saldrá bien. Jamás te creas solo ni débil, porque hay detrás de ti ejércitos poderosos, que no concibes ni en sueños. Si elevas tu espíritu no habrá mal que pueda tocarte. El único enemigo a quien debes temer es a ti mismo. El miedo y desconfianza en el futuro son madres funestas de todos los fracasos, atraen las malas influencias y con ellas el desastre.

Si estudias atentamente a las personas de buena suerte, veras que intuitivamente, observan gran parte de las reglas que anteceden. Muchas de las que allegan gran riqueza, muy cierto es que no son del todo buenas personas, en el sentido recto, pero poseen muchas virtudes que arriba se mencionan.”

Son muchas las opciones para encontrar la felicidad, que a fin de cuentas, solo depende de nosotros, pequeños cambios, pequeños ajustes, harán la diferencia. Si aplicamos estas reglas notaremos variaciones sorprendentes en nuestras vidas.

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