Si no te da paz y permanece en tu vida, revisa para qué lo necesitas
La mayoría de nosotros ha atravesado por al menos una situación en donde no te da paz alguna situación, por ende, tu paz se ha visto amenazada por algún factor externo, que aun a sabiendas de que aparentemente lo que resta es mayor a lo que suma, resulta un tanto complicado desprenderse en su totalidad.
Cada una de las experiencias que se nos presentan en la vida es una oportunidad para crecer, inclusive cuando pareciese que no estamos protegiendo nuestra integridad, exponiéndonos a una situación complicada, cada vivencia puede llevar consigo una lección que tomar. Aunque estés enfrentado una situación que no te da paz, trata de aprender de esa experiencia, así también evitaras volver a repetirla.
A veces sales corriendo de algo argumentando que no te da paz en ese espacio, esa relación o algunas situaciones particulares, sin embargo, no es de extrañar que al poco tiempo te encuentres en una situación similar que no te da paz, como si no hubieses cambiado el escenario o los personajes de una historia bastante similar.
Resulta que nada de lo que atraemos llega a nuestras vidas por casualidad, sino que corresponde a la vibración que tenemos y solo cuando algo cambia en nuestro interior es que somos capaces de ser afines con otro tipo de personas o situaciones.
Así que si bien es cierto que no debemos prolongar nada en nuestras vidas que no nos haga felices, también es cierto que resultará de mucha utilidad revisar para qué hemos estado frente a algo.
Algunas veces tendremos que revisar qué habita en nuestra mente y en función de cuales pensamientos nuestra vida se está materializando. En algunos casos será necesario revisar las creencias instauradas y encontrar allí lo que vaya en contra de lo que nos gustaría experimentar y proceder a desmontarlas y sustituirlas por algunas de utilidad.
En otras ocasiones debemos proyectarnos en aquello que vivimos y determinar qué de lo que nos roba la paz está presente en nosotros mismos. Muchas veces, aunque nos cueste aceptarlo, lo que vemos y criticamos en aquello que nos afecta, está muy presente en nosotros. Por ejemplo, si no podemos confiar en alguien y eso nos genera intranquilidad, quizás sea porque en el fondo no somos tan confiables como nos gustaría ser. O bien, a veces estamos junto a alguien que nos maltrata y no logramos ver que el primer maltratador seamos nosotros, inclusive siendo la propia víctima de ese maltrato.
Quizás a lo que lleguemos no nos agrade tanto, pero será una oportunidad de oro para tomar medidas que nos ayuden a realmente dejar de exponernos a aquello que nos roba la paz, que aun cuando no nos demos cuenta, no se encuentra afuera, sino dentro de nosotros mismos.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet