Reserva lo mejor de ti para quienes realmente lo merecen
Nuestras personas más queridas, las cosas que más nos gustan, nuestros proyectos más importantes, no siempre reciben de nosotros lo que realmente se merecen, algunas veces invertimos más de nuestros recursos, bien sea tiempo, dedicación, dinero, pensamientos… en aquellas personas, cosas, situaciones, que no deberían robarnos la mayor atención.
A veces nuestras mejores sonrisas, nuestro mejor trato, no va dirigido a aquellos seres especiales de nuestra vida, podemos ser más corteses con personas que realmente no representan mucho para nosotros, que con nuestros mejores afectos. Podemos ser un derroche de simpatía y empatía con todos y con los que más confianza tenemos, podemos ser secos e hirientes.
Debemos aprender a demostrar afecto a quienes más lo necesitan de nosotros, no dar los sentimientos por sentado. La confianza es a veces un arma de doble filo, que nos puede hacer restar sutileza en nuestro trato y no pretender agradar porque ya sentimos que ocupamos un lugar específico en la vida de alguien más que no requiere mayor inversión.
Cuando nos enfocamos en nuestros sueños, también pueden ser víctimas de nuestra manera de abordarlos, algunas veces nos enfocamos en cualquier otra cosa y no prestamos la debida atención a lo que realmente nos hará feliz. Engavetamos nuestros proyectos de vida por falta de tiempo, por miedos, por falta de dinero, por sentirnos jóvenes, por sentirnos viejos y no nos damos cuenta de que si invirtiéramos un poco de nuestras energías que decidimos dedicárselas a otras cosas de menor relevancia y trascendencia, podríamos llegar mucho más pronto a estar donde deseamos.
Establezcamos prioridades, esto debe ser lo primero que debemos hacer y a partir de allí hacer una participación que nos acerque a quienes amamos y a lo que amamos. Una sonrisa, una palabra bonita, un buen gesto, el dedicar tiempo de calidad, en estar pendiente de las cosas de quienes amamos, fomenta nuestras relaciones. Debemos ser buenos con todos, procurar para todos lo mejor, pero nuestros seres amados deben ser nuestra prioridad.
Nuestras energías debemos dirigirlas de manera tal que seamos justos con lo que realmente queremos y las demostraciones especialmente para nuestros afectos de que estamos allí, de que cuentan con nosotros, que son mucho más importantes que el resto de las personas y que nos interesa que se sientan a gusto a nuestro lado es importante para fortalecer los vínculos y sentirnos mejores con nosotros mismos.
Reservemos lo mejor de nosotros a aquello con lo que hacemos conexión, a lo que nuestro corazón nos impulsa a alimentar y a alcanzar, que lo demás siempre será complementario.