Reconoce si estás malgastando tu vida
Amar lo que hacemos, disfrutar de las cosas a las que le dedicamos nuestro tiempo, actuar en concordancia con lo que sentimos pueden ser definiciones de felicidad.
Algunas veces nos montamos en una rueda de hámster y comenzamos a caminar y caminar, solo bajo la inercia de la rueda, y eso que gira es nuestro tiempo y por ende, nuestra vida. Vivir bajo la fuerza inercia, no nos permite conectarnos, conocernos, disfrutar… Si en algún momento nos bajamos de esa rueda podremos ver atrás días idénticos entre sí, sin motivo ni razón, días sin emociones agradables, sin cambios y sin crecimientos importantes.
Esta experiencia de vida nos da un número infinito de posibilidades, para crecer, para relacionarnos, para ser exitosos, para marcar la diferencia, para hacer de este mundo uno mejor. Debemos invertir nuestro tiempo, que es nuestro recurso más preciado, en cosas que nos hagan vibrar, que nos hagan sonreír el alma, que nos llenen de recuerdos que podamos utilizar para recrear una vida plena, que al voltear atrás digamos: Oh sí! Ésta ha sido mi vida y ha sido espectacular!
Cuando tenía 17, leí una frase que iba más o menos así: ‘si vives cada día como si fuera el último de tu vida, algún día estarás en lo cierto’. Me impresionó mucho, y desde entonces, los últimos 33 años, cada mañana me veo en el espejo y me pregunto: ‘si hoy fuera el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy?’ Y cuando la respuesta ha sido ‘No’ por varios días consecutivos, sé que hay algo que tengo que cambiar. Steve Jobs
Este poderoso mensaje lo deja Steve Jobs para reflexionar acerca de nuestro día a día. No es necesario tomarlo literal, pero sí podríamos hacer un práctica periódica, con el fin de revisar en qué estamos invirtiendo nuestra vida. Generalmente cuando nos sentimos satisfechos, plenos, felices, nos gusta lo que hacemos, estamos rodeados de personas que nos suman, ni siquiera se nos cruza por la mente realizar revisión alguna.
El problema se presenta cuando estamos decaídos, insatisfechos, desalineados totalmente con nuestro bienestar, que tampoco realizamos esa revisión… A veces estamos tan sumergidos en la rutina, en la apatía, que ni siquiera se nos cruza por la mente cuestionar nuestros días y es allí donde la vida se nos diluye, se nos va, desgastándonos en personas y cosas que no valen la pena ni el tiempo.
Pregúntate alguna de estas cosas y tus respuestas serán la llave de la puerta que aún no ves:
- A qué le dedicas la mayor parte de tu tiempo?
- Eres bueno en lo que haces?
- Podrías ser mejor en otras cosas?
- Lo que haces para ganarte la vida, lo podrías hacer sin que te remuneraran?
- Con qué frecuencia compartes tiempo de calidad con las personas que quieres?
- Tienes una lista de sueños o cosas que te gustaría hacer que no le has marcado ningún check?
- Las personas importantes para ti colaboran en tu bienestar?
- Con qué frecuencia realizas actividades que te gustan, por ejemplo: leer un libro, darte una larga ducha, hacer ejercicio, escalar una montaña, bailar una canción de tu agrado, comer en familia?
- Tus pensamientos son positivos o tu mente te trabaja en contra con pensamientos negativos?
- Lo que piensas, lo que dices y lo que haces normalmente se encuentra alineado?
- Con qué frecuencia tomas un momento solo para ti?
Si al revisar tu vida, no te reconoces, cambia, toma acciones, no te pierdas esta experiencia, quizás tengamos más de una, pero por qué desperdiciar ésta?
Lo tienes todo, todo para sincronizarte con tu bienestar, con tu felicidad, escucha a tu corazón, cuando se queje (metafóricamente hablando), préstale atención, no le pongas un manto para cubrir su pena, escucha su insatisfacción, escucha a donde quiere ir y confía en él. No se trata de actuar por impulso. Cuando logramos sentir la conexión con nuestra verdadera esencia y actuamos a partir de allí, no hay forma de no elegir el camino adecuado, ése que hará que nuestra inversión de vida sea la felicidad.
NG