¿Quiénes somos en navidad?
“No existe la navidad ideal, solo la navidad que usted decida crear como reflejo de sus valores, deseos, queridos y tradiciones.”
Bill Mckibben
A propósito de los días venideros, donde las celebraciones abundan y la alegría se desborda para muchos, es un buen momento para hacer un alto y reflexionar, incluso mirar alrededor.
¿Qué ocurre en el mes decembrino realmente? es natural para muchas familias la celebración decembrina, el compartir, las tradiciones y la unidad; pero existe otra realidad paralela que no podemos negarnos ni cerrarnos a observar.
Y es que para muchas familias el mes de diciembre trae consigo una lluvia de calamidades, bien sea por temas económicos o por el desborde de pasiones que unido a las celebraciones deriva en la pérdida momentánea de la cordura y muchas veces afecta de forma radical a muchas familias.
El gesto de años anteriores de cultivar creencias en nuestros niños y recibir un detalle por su buen comportamiento durante el año, se ha convertido en una terrible competencia; el niño debe recibir todo aquello que pide, sin condicionantes asociados, incluso a todo costo. No se trata únicamente de un desborde de regalos innecesarios que no suplirán las necesidades del niño, sino que además ellos no son conscientes del sacrificio que representó ese presente. Adicionalmente, en muchas familias donde se reúnen varios niños esta época, todos no reciben la misma cantidad, pues no todos los padres están en igual condición económica.
La mesa de la cena debe desbordarse, nada debe faltar, todo aquél que visite debe verlo! debemos unirnos todos los miembros de la familia, afines y antagonistas, no importa que el resto del año no hayamos tenido para ellos una sola palabra… y debemos además estar impecables, estrenando preferiblemente.
Sumando todo esto, ocurre que durante las fiestas de navidad pareciera que todo está al revés, el amor, la compasión y la solidaridad entra en una especie de calendario y caducan a fin de año.
El consumismo actúa como compensación, debemos suplir cualquier carencia que además se hace más consciente durante este mes de diciembre, por ejemplo, la falta de dedicación en una relación, el distanciamiento durante el año, o la falta de muestras de afecto reales y cercanos, incluso no nos damos cuenta la posición incómoda que generamos muchas veces en el destinatario de un regalo caro, pues en muchas ocasiones se sienten en la obligación de corresponder al mismo nivel.
La historia es, más o menos, una simpleza. Es tradición. No queremos tradición. Queremos vivir en el presente y la única historia que tiene algún valor es la que nosotros hacemos.
Henry Ford
Para quienes conservan la tradición navideña, es un buen momento para rescatar y afianzar los verdaderos valores, para dejar aparcada la tarjeta de crédito entendiendo que el dinero no lo compra todo y que es imposible compensar con regalos la falta de dedicación en una relación familiar, de pareja o amistad. Al final, un regalo caro no consigue transmitir todo el cariño que sí se puede ofrecer a alguien a través de una conversación sincera o un fuerte abrazo que puede ser durante cualquier momento del año.
Lo importante es no hacerse un esclavo de la Navidad, es cierto que es una oportunidad para muchos pues todo está diseñado para que durante este mes se reciba más dinero, para que la diversidad en juguetes y prendas de vestir se haga evidente, incluso las vacaciones de muchos llegan es en este mes, en cambio para otros es un mes de mayor trabajo y mayor esfuerzo; pero ante todo, es necesario reflexionar…¿por qué tiene que ser esta época la más sensata para evaluar lo que hemos hecho durante el año?, ¿por qué es el mejor mes para planificar el venidero?…
Los valores humanos viviendo en consciencia son “presente” todo el año, no hay ayer ni mañana, ¡hoy es el momento perfecto! Disfrutemos las oportunidades de unión por la facilidad que nos brinda para reencontrarnos con seres queridos, pero no hagamos de esta oportunidad un momento de expreso materialismo y especialmente tengamos siempre en consciencia que para muchos seres estos meses no son precisamente los de mejores recuerdos.
Que la cordura no nos abandone, que la serenidad no se vaya de vacaciones, pero sobretodo, que la razón y el amor sea nuestra bandera durante estos meses tan propensos a perder la pasividad. Que estos meses de celebración nos afiancen lo que somos, que no nos convierta en personas distintas, que lo que hacemos estos meses lo hagamos con el mismo amor y entusiasmo de todos los días y no tengamos que esperar todos los días del año un mes futuro como es el mes de diciembre, para revisar lo que hicimos todos los meses anteriores, para ser bondadosos, para demostrar afecto y para que nuestras relaciones se fortalezcan.