Procura coleccionar momentos, no cosas
A lo largo de nuestras vidas podemos darnos la tarea de conseguir muchas cosas tangibles, de trazarnos nuestros proyectos en función de los bienes materiales que queremos alcanzar y muchas veces perdemos la esencia de la vida en ese camino.
A medida que los años pasan se nos hace más fácil percatarnos de lo que realmente tiene valor, de lo que trasciende más allá de una posición económica, de las cosas realmente importantes que la vida nos ha puesto en nuestro camino, con la sencilla idea de que las apreciemos, de que nos sintamos parte de un todo, de las infinitas posibilidades que tenemos frente a nosotros en cada momento.
Mientras más rápido podamos apreciar que la vida son momentos, que son los que nos nutren, los que debemos atesorar en nuestra memoria para alimentar a nuestro corazón, mayor provecho podremos sacarle a este transitar que muchas veces no entendemos, y que ni siquiera es necesario entender, sino disfrutar.
Al ir por la vida intentando acumular cosas materiales, pueden pasar algunos acontecimientos: puede existir frustración por no conseguir todo lo que se quiere en un período de tiempo determinado, puede existir satisfacción y alegría momentánea con cada una de las cosas que alcanzamos, se puede sentir miedo por perder lo que ha costado trabajo conseguir, necesidad de seguir acumulando más y más cosas para satisfacer esa parte de nosotros que se siente ligeramente mejor alimentándose de cosas materiales… Y todas estas manifestaciones son típicas de nuestro ego, que a través de nuestra mente concibe ideas erróneas en cuanto a la verdadera felicidad.
Leemos el mundo al revés y nos lamentamos de no comprender nada”. ― Rabindranath Tagore
La felicidad no depende de nuestra colección de cosas, se encuentra dentro de nosotros, esperando que podamos conectar con ella, no depende de las cosas materiales, de un estatus específico , de las personas que tengamos a nuestro alrededor, está altamente vinculada a vivir el presente, a vivir a plenitud cada momento, aun cuando éste no sea particularmente bueno, observarlo, apreciarlo y vivirlo es la demostración más fehaciente de que estamos vivos, de que tenemos el más preciado regalo que hasta los momentos conocemos que es la vida misma.
Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas. ― Pablo Neruda
Al final no importarán las cosas que acumulemos, no podemos llevárnoslas a ninguna parte, es cierto que nos dieron alguna o mucha satisfacción, pero probablemente cuando evaluamos la vida en macro, nos damos cuenta de que no significa nada… Al final solo importará lo que reíste, lo que bailaste, lo que viajaste, lo que disfrutaste, cuánto amaste, cuánto te amaron, cuánto aprendiste, qué aportaste, a quién hiciste sonreír, a quién lastimaste… y esto es lo que se quedará grabado en nuestra alma y será a fin de cuentas lo que llevaremos de equipaje para nuestro misterioso viaje.