Parte de la curación está en la voluntad de sanar
Cuando nuestro cuerpo se manifiesta con alguna dolencia, con alguna enfermedad, es necesario entender que esto es una representación de las cosas que llevamos guardadas en el corazón y son afloradas para que prestemos atención a lo que realmente nos ocurre.
La disposición de sanar es primordial, es necesario para la curación desligarnos de cualquier patrón mental que de alguna forma “nos refugie” en esa enfermedad.
Muchas veces son los miedos los que hacen enfermarnos, la necesidad de atención la podemos manifestar a través de la obligatoriedad de encontrarnos en cama, otras veces son nuestras culpas, por no sentirnos merecedores de una vida sana y muchas veces disfrutar de cosas que otras personas no pueden, otras están asociadas a no otorgar un perdón sincero, donde nuestro mente sencillamente materializa el mal causado por alguien más… en fin, nuestra mente trabaja de forma particular y está en nosotros descifrar la raíz de esa enfermedad.
Algunas veces esto no se logra de forma consciente, sino que debemos aplicar algunos ejercicios de curación que nos permitan conectarnos a nosotros mismos, y desde la esencia misma de lo que somos, transmutar lo que nos está haciendo daño.
La curación y la voluntad de sanar debe ser un hecho, la convicción y la fe en que somos seres perfectos, que tenemos la oportunidad de atravesar este tránsito, de la forma más armoniosa con nuestro universo es crucial. Lo que creemos, creamos. Si tenemos realmente la confianza de que no somos nuestro cuerpo, sino que este es el vehículo a través transitamos por este hermoso camino, entenderemos que si con conectamos de manera adecuada con lo que realmente somos, la sanación será solo una consecuencia.
En nuestra alma no hay dolor, en nuestra alma no hay pena, no hay enfermedad, no hay egoísmo, no hay ningún tipo de factor que interfiera de forma negativa con lo que manifestamos. Todo es responsabilidad de la mente, del ego, que si la dejamos actuar por su cuenta, si no le damos momentos de descanso, sencillamente se apodera de nuestro ser y nos hace construir una vida cargada de emociones negativas, que no hacen más que apenar nuestra vida.
Cuando deseamos una curación es imprescindible aceptar, sin rechazar o resistirnos a lo que nos está pasando, cuando nos resistimos creamos el efecto inverso, nos adherimos más a ese estado. Debemos evitar preocuparnos y entender que si dejamos la mente un poco a lado, entraremos con la armonía del universo en el que la salud y la perfección son la generalidad. Debemos sacar de nuestro interior los miedos, las dudas, los resentimientos, la rabia, la ira, lo celos, la envidia o cualquier otro sentimiento negativo que nos ancle y nos genere sufrimiento, aligerarnos en carga, nos lleva a un proceso de sanación.
Es importante para la curación mantener la mejor actitud posible, sin fingir, sino de forma natural, aceptándonos tal y como somos y estamos, confiando en nuestro poder para restablecer nuestro sistema, confiando en las personas que estén involucradas a nuestra sanación, perdonando y dejando ir aquello a lo que no tiene sentido engancharse y sobre todo con la consciencia plena de que no somos esto que se proyecta, somos mucho más y desde allí somos capaces de sanar.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet