No te aferres al pasado, ni temas por tu futuro… Asume tu presente
El pasado ya no existe, ha muerto; el futuro todavía no existe, no ha nacido. Sólo existe el presente. Sólo el presente está vivo. Cuando está aquí ahora la vida fluye en ti. Cuando estás aquí ahora, estás en tono con la existencia. Y eso alimenta, ese es el verdadero alimento. Osho
Son pocos los caminos en nuestra vida que no nos acerquen en determinados momentos a la angustia. Cuando logramos algo que deseamos profundamente, o vivimos momentos que nos hacen sentir felices, cuando nos topamos con personas que nos hacen la existencia mas placentera, generalmente solemos aferrarnos a ello.
Si ponemos atención podemos darnos cuenta que en la mayoría de los casos al aferrarnos al pasado, a través de sucesos, situaciones o personas, sencillamente estamos apegándonos a una sensación transitoria; una emoción, un pensamiento que en algún momento nos causó placer pero ya pasó, ya se fue, y abogamos reiteradamente en nuestra memoria buscando repetir esta sensación.
Nos lamentamos, comparamos lo que fue con lo que es actualmente y saltamos al futuro. Irónicamente deseamos que nuestro futuro se manifieste, puede ser que en el futuro logremos replicar la sensación pasada quizás… puede ser que en el futuro jamás encontremos esa sensación… Y entonces nos embarga el temor, la duda ante la incertidumbre, ante lo que no sabemos nos ofrecerá el porvenir.
El caso es que así vamos, en la vida como en un carrusel, pero en lugar de subir y bajar, nos atrasamos y nos adelantamos, tanto que nuestro presente queda opacado. Si la vida es una constante oportunidad, llena de detalles, de instantes, de segundos y milésimas de sucesos que muchas veces pasan desapercibidos a nuestros sentidos, a nuestros propios ojos aún y cuando somos cocreadores de nuestro destino.
Sólo existen dos días en el año en que no se puede hacer nada. Uno se llama ‘ayer’ y otro ‘mañana’. Por lo tanto hoy es el día ideal para amar, crecer, hacer y, principalmente, vivir. Dalai Lama
Qué puede detenernos tanto tiempo para mantenernos ausentes del disfrute de nuestro presente?
Recordar lo pasado puede llenarnos de alegría o de sufrimiento en muchos casos, puede servirnos de referencia o de experiencia, pensar ocasionalmente en el futuro nos permite proyectarnos y planificar, no está mal el ejercicio de ambas, pero permanecer en la búsqueda constante de repetir o borrar lo vivido y de transferir nuestro pensamiento a un futuro desconocido, puede ser tan agotador y desgastante que nos hará ignorar nuestro presente.
Un presente hermoso, para bien o para mal un presente a vivir, a asumir, a experimentar, siendo capaces de transformar cada instante in situ, desde la realidad, desde el momento, lo que puede llamarse en vivo y directo.
Aferrarnos a lo que pasó y angustiarnos por lo que pasará, nos distancia de la realidad evidente, no prestamos atención a lo que ocurre dentro y fuera de nosotros, vivimos en el recuerdo o en la ansiedad del futuro, nos amargamos, nos ilusionamos… sencillamente no entendemos lo que vemos, solo pensamos en como debería ser.
‘¿Y cuándo piensas realizar tu sueño?’, le preguntó el Maestro a su discípulo. ‘Cuando tenga la oportunidad de hacerlo’, respondió éste. Y el Maestro le contestó ‘La oportunidad nunca llega; la oportunidad ya está aquí’. Anthony De Mello
Cada mañana al abrir tus ojos, observa el primer pensamiento que llega a tu mente, generalmente está atado a algo que sucedió ayer o a algo inmediato que probablemente debas hacer. Observa tu pensamiento, presta atención a los sonidos que tienes en tu entorno, el reloj junto a tu cama, la respiración de tu pareja, el canto de un pajaro, los ruidos de tus hijos corriendo por la casa o la inquietud de tu mascota buscando atención. Atiende tu momento! Asumelo! Sonríe a tu presente, escucha tu propia respiración, tu latir, tu maravillosa existencia, observa el techo sin pensar, sin pretender que debes pintarlo o por qué no lo pintaste antes, solo obsérvalo… todo está justo donde es, nos guste o no, nos parezca justo o no, es así y debemos asumirlo.
Asume tu presente y vívelo! Y si te es posible de cuando en cuando acompáñalo con una sonrisa.
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