No pude hacer otra cosa, más que acostumbrarme a tu ausencia
No tuve mayor alternativa, en mi mente había muchas posibilidades, pero la realidad me mostraba un solo escenario, el más vacío y triste para mí, yo acá sin ti, extrañándote, echando de menos tu ausencia en mi vida, tratando de disimular el dolor de suplantar tus brazos por una almohada en mi cama… ésa que hasta hace nada fue nuestra, así como los proyectos, los sueños, la familia, las cuentas, las peleas, las caricias, el amor… Nuestro…
Pero supongo que los refranes de la vida reflejan el aprendizaje de la mayoría, en este caso tendría que identificarme con: nada dura para siempre… Pero qué sorpresivos pueden ser los finales, qué doloroso puede resultar despertar y darte cuenta de que lo que has vivido hasta el momento se desvanece, esa historia de dos, solo quiere ser continuada por una… Y no es por nada, pero como me gustaría estar del otro lado de la historia, de tu lado, donde nada duele, donde sencillamente se cerró un capítulo, un libro, una vida, no te importó ni siquiera que yo me quedara atrapada en la narración para sencillamente cerrar y botar.
Es cierto, el apego genera sufrimientos, pero dime cómo es que uno no se apega a quien ama, cómo se supone que te ame sin necesitarte, cómo es que llegaré a estar feliz con tu partida, con tu decisión, con que los planes que teníamos juntos, ahora los compartas con alguien más… Cómo se supone que sencillamente te desprendes… Siento que no es que dependiera de ti, sino que parte de mi vida estaba proyectada contigo, no me siento indefensa, ni que no podré sobrevivir, solo que me duele mucho tener que adaptarme a una decisión que fue solo tuya, cuando era nuestra vida en conjunto la que construíamos.
Obviamente he aprendido con tu ausencia y he puesto en práctica todo aquello que me permite mantenerme en pie… El amor no se obliga, no se mendiga, no se exige, el amor se siente y se da cuando se quiere… Claro que me amo, que me respeto, no voy a encadenarme a la puerta de tu vida suplicándote que me dejes entrar, pero eso no significa que no me duela, que no te extrañe, que no me asombre todo este cambio…
Aquí voy acostumbrándome a tu ausencia, a no poder dormir, porque tus ronquidos, esos que odiaba, no los escucho, aquí voy tratando de entender tus decisiones, tratando de aprender de mis errores y sobre todo tratando de entender que todo ocurre por algo y de confiar en el proceso de la vida y sabes que me encanta sentirme enamorada… Bueno era de ti… Pero ahora me toda reconciliarme con la vida, enamorarme más de mí misma y esperar a esa persona que me permita agradecerte vivir el dolor de tu ausencia.