RINCÓN del TIBET

Es mejor sorprenderse que decepcionarse

decepcionar

No esperes nada de nadie, es mejor sorprenderse que decepcionarse

Es difícil no esperar nada de las personas con las que interactuamos o de alguna forma sus acciones tienen influencias en nuestras vidas. Sin embargo, establecernos ideas preconcebidas nos decepcionara, ya que nuestras expectativas estarán determinadas por nuestra manera de ver el mundo, que no necesariamente coincidirá con la del resto de las personas.

Cada uno de nosotros establece prioridades, piensa y decide de acuerdo a sus propios criterios, solemos colocarnos en el rol de los demás, no con intenciones de entenderlos, sino de juzgar sus acciones por lo distantes que pueden ser de las que nosotros llevaríamos a cabo de estar en su lugar.

Resulta que el respeto incluye ofrecerle la libertad a cada quien de actuar de acuerdo a su conveniencia, obviamente tomando las acciones adecuadas cuando esas acciones nos desfavorecen. Pero dándole a cada quien la posibilidad de actuar de acuerdo a sus recursos, evitando en lo posible establecer juicios de opinión, sino más bien confiando en que cada quien hará lo mejor posible con sus herramientas, e inclusive esperando aprender de las decisiones de los demás.

Para no decepcionarnos debemos dejar de esperar y de crearnos escenarios imaginarios en nuestra mente, todos somos diferentes y el no aceptarlo es causa de frustración. Todos tienen capacidades de sorprendernos positivamente, pero no visto desde la predisposición de que alguien no hará lo que esperamos que haga y sorprendernos con que efectivamente actuó de acuerdo a nuestras expectativas, sino desde la posición de quien no espera nada y valora entusiastamente lo que recibe.

Cuando las expectativas de uno se reducen a cero, uno aprecia realmente todo lo que tiene ― Stephen Hawking

La decepción es una manera de medir la desviación entre lo que obtenemos y lo que esperábamos, cuando no esperamos nada, no nos vemos expuestos a decepcionarnos. Esto no debe vincularse a no estar claros con lo que nos merecemos. Debemos tener conceptos claros de nuestro valor y lo que estaríamos dispuestos a dar y a recibir, pero evitando las formas estrictas que nos puede dar nuestra mente en relación a las expectativas.

Confiemos en quienes nos rodean, démosle la libertad de actuar sin presiones, dejemos de escribirles sus libretos y estemos relajados en cuanto a lo que van a escribir con su puño y letra puede ser lo más beneficioso para nosotros.

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