Me convertí en una gritona… -Estrategias para el manejo de emociones
¿Cuántas veces hemos gritado a nuestros hijos cuando hacen algo que no deseamos y minutos después nos sentimos mal? ¿Cuánta pena hemos pasado después de un episodio de ira? ¿A cuántos padres nos tienen miedo nuestros hijos?… miles de oportunidades que tiramos por la borda por no poder controlar nuestras reacciones.
Contra la ira, dilación. Séneca
Estas son preguntas que se hacen muchas más personas de las que crees, la mayoría de la gente tenemos esta gran debilidad de perder la cordura, terminar gritando, y la pagamos con nuestros hijos, parejas, familiares y seres amados, generando rupturas, frustraciones, dolor y antagonismos.
Evidentemente, dejar de gritar, cuando se ha hecho costumbre, no es una fácil elección, pero basta con tener la intención y el agotamiento propio de quien reacciona de manera alterada a cualquier situación, por simple que parezca, pero la experiencia nos dice, que a través de los gritos, más se pierde que se gana, así que nunca es tarde para intentar controlar este terrible hábito que nos aleja de nosotros mismos y de quienes amamos.
No os entreguéis por demasiado a la ira; una ira prolongada engendra odio. Ovidio
He aquí algunas acciones que puedes tomar para evitar ser conducida directamente a los gritos enardecidos ante las circunstancias:
1. Sacude el cuerpo repetidamente mientras se alejan físicamente del problema por unos minutos y liberas energía, esto es una rápida distracción a tu reacción, aunque obviamente, no es una actitud que puedes tener en todos los escenarios que despiertan tu ira.
2. Ponerse audífonos y escuchar una canción en la radio, esto te conecta rápidamente a otro espacio, resulta increíble la manera en la cual la música logra centrarnos en otro tema y el deseo de exteriorizar inadecuadamente nuestras emociones desaparece.
3. Cerrar los ojos y verse a sí mismo en la playa descansando, ésta es una visualización que nos distancia de la situación, tampoco podemos hacerla en cualquier espacio, por ejemplo manejando, pero es claro que no es necesario cerrar los ojos, hay personas que tienen la capacidad de trasladarse con los ojos muy despiertos.
La ira nace del temor, y éste de un sentimiento de debilidad o inferioridad. Si usted posee coraje o determinación, tendrá cada menos temor y en consecuencia se sentirá menos frustrado y enojado. Dalai Lama
4. Prender la televisión a un volumen alto, esto nos activa los sentidos ante todo lo que comenzamos a escuchar, aunque en algunos casos puede generar más alteración.
5. Cuando se trata de niños, es efectivo repetirse a uno mismo “Son solo niños y los amo mucho” repetidas veces.
6. Poner la cabeza en el congelador, esta alocada sensación te generará un alivio fugaz, no vamos a permanecer allí, pero nos dará unos segundos para retirarnos del hábito de empezar a gritar.
Después de canalizar nuestro enojo de forma positiva se enfrenta el problema con mucha más calma y ponemos en perspectiva la situación a la que nos estamos enfrentando.