RINCÓN del TIBET

No existe una segunda juventud, lo entiendes cuando maduras

juventud

Madurar es entender que no existe una segunda juventud…

Llegamos a un punto en nuestra vida, en la cual, inevitablemente, sentimos que la vida se nos está escapando de las manos, esto no tiene que ver con estabilidad emocional, económica o desequilibrio alguno, es una etapa natural, en la cual simplemente miramos hacia atrás y nos damos cuenta que ya no somos los mismos, independientemente de las vivencias, la juventud se nos ha escapado de las manos.

La madurez se logra cuando una persona pospone placeres inmediatos por valores a largo plazo. Joshua L. Liebman

 

Podemos sentirnos personas realizadas, plenas, virtuosas y tener una vida llena de éxitos, estar rodeados de amor y de grandes amigos, en fin, sea como sea nuestra vida en este punto de reflexión, el tiempo transcurre y ese momento valioso de la juventud no regresa, no existen segundas juventudes y por muy joven y dinámico que resulte nuestro espíritu, nuestro cuerpo trasciende etapas y se va desgastando de cualquier manera.

En la actualidad existen miles de maneras de mantenernos, sanos, activos y llenos de fortaleza, una buena alimentación, paz y salud mental y por supuesto ejercicio físico, nos pueden regalar muchos años de vida llenos de actividad plena, pero la juventud pasa y no tiene mucho sentido pretender buscar una segunda juventud, por el contrario, valorar la que tenemos y sacar ventaja de la sabiduría que otorgan los años y los daños en la vida.

Cometer errores es humano; tropezar es común; ser capaz de reírse de sí mismo es la madurez. William Arthur Ward

 

Todos hemos conocido personas, incluso lo vemos en cada uno de nosotros, que en alguna oportunidad buscamos repetir alguna experiencia de la juventud, comparamos, anhelamos y en ocasiones tratamos de que ciertas cosas regresen, la vida en la juventud, aunque suele rodearse de muchos sufrimientos y desengaños, son momentos únicos, invaluables e irrepetibles, de allí, que por más que pretendamos revivirlos, la sensación jamás será la misma, porque simplemente no somos los mismos, no estamos llenos de las mismas emociones, no nos agobian las mismas inquietudes de aquellos tiempos, incluso nuestros gustos pueden llegar a cambiar considerablemente.

Nos reencontramos con amigos de la juventud, visitamos sitios que solíamos visitar y una que otra vez cruzamos miradas con esas personas que fueron parte importante de muchas de nuestras primeras experiencias, pero por más que disfrutemos el momento, siempre retornaremos a nuestro hogar nuevo, actual, presente, en el cual nuestras ideas ya no son tan alocadas, donde ya no somos tan osados y donde la necesidad de terceros en nuestras vidas ya no se hace indispensable.

La madurez es la capacidad de posponer la gratificación. Sigmund Freud

 

Hermosas etapas, maravillosos momentos que no regresan y que es menester comprender en nuestra madurez, podemos vivir una vida llena de dicha y plenitud en conformidad con cada año que sumamos a nuestra vida, donde las travesuras y los desamores quedaron en su momento y poder brindar atención plena al momento presente, cosa que no se tiene muy clara en la juventud, pues para los jóvenes solo existe el instante que están viviendo, sin darse cuenta, ellos viven más que nunca su presente.

Vive conforme a tu vida, a tus años, a tu madurez, disfruta de tu sabiduría y conserva tu juventud de alma, de espíritu, no vivas añorando aquello que se fue y que ya no volverá, ni pretender vivirlo a través de los hijos o tratando de ajustarse a grupos en los cuales sentimos que ya no encajamos, ama tu vida, ama tu madurez y disfrutarás cada paso que des en tu vida…

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