RINCÓN del TIBET

Las decepciones pueden abrirnos los ojos y cerrarnos el corazón

Las decepciones pueden abrirnos los ojos y cerrarnos el corazón

Ciertamente mientras mayores son nuestras expectativas o nuestras ilusiones, mayores serán las decepciones… Todos estamos en algún grado expuestos a sufrir una desilusión, donde se nos apague al menos un poco esa esperanza de ser felices, de creer en el amor o simplemente esa confianza en el otro.

Cuando abrimos los ojos, cuando se muestran ante nosotros las señales de que las cosas no son como esperábamos, comenzamos a decepcionarnos y junto a esa decepción viene un mecanismo de protección natural ante el sufrimiento, que nos hace cerrar el corazón, que nos hace desconfiar  y que nos hace querer mantenernos alejados de cierto tipo de situaciones o personas.

Es por ello que mientras menos esperas de los demás, menos probabilidades tendrás de sufrir una decepción, cuando se tienen más ideas preconcebidas, cuando construimos en nuestra mente un castillo y metemos en él a alguien que de acuerdo a nuestras ideas se debe comportar de una determinada manera, pues estaremos mucho más vulnerables ante el dolor que genera la decepción.

Mientras que si con empatía y sin juzgar, evaluamos las acciones de los demás, podremos tomar medidas menos emocionales ante lo que consideramos no podemos permitir en nuestras vidas, probablemente el resultado sea similar, probablemente inclusive alejemos a determinada persona de nosotros, pero no estaremos tan dolidos por las causas que nos hicieron tomar esa decisión.

Por lo general las personas que nos decepcionan son las que más nos importan, las que más respetamos, admiramos o amamos y nos decepcionan no porque se comporten muy diferente a lo que haría alguien que no estimemos tanto, sino ha sido en ellas en quienes hemos depositado nuestra confianza y le hemos diseñado una cajita con fronteras bien establecidas de donde no debe salir, todos los comportamientos posibles están en esa caja y algo fuera de ella muy probablemente nos genere decepción.

Luego si alguien que amábamos, es capaz de decepcionarnos, qué podemos esperar del resto? Es aquí donde comienza a formarse una coraza, nos colocamos una armadura que quien quiera penetrarla debe tener la mayor dedicación, empatía y paciencia del mundo… Pero llevará algo que podría ser una ventaja, porque luego de la decepción, la cajita de nuestra mente puede transformarse y todas las acciones que se generan de quien entre en ella estarán orientadas a decepcionarnos, es decir las expectativas pueden volverse negativas.

Todos los seres humanos somos diferentes, todos amamos de formas distintas, aunque existan acuerdos preestablecidos. Limitar mentalmente las acciones de otro, juzgar, esperar una conducta particular, traerá siempre una decepción, frustración y pérdida de confianza. Lo más natural es abrir nuestro corazón a plenitud y dejar que esa persona especial nos sorprenda, si las cosas no salen bien, siempre podremos disfrutar de nuevas y mejores oportunidades, pero encasillarnos nos hará sentirnos frecuentemente inconformes con lo que recibimos, aún esto sea mejor de lo que esperamos.

 

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