La vida no se acaba cuando algo acaba mal
Las cosas no siempre resultarán como queremos, obtendremos resultados de todo tipo a lo largo de nuestras vidas y no será lo que ocurra lo que definirá nuestra vida, sino cómo reaccionemos ante ello.
Los problemas no están allí para paralizarnos, sino para hacernos crecer, para hacernos evolucionar, para enseñarnos y sobre todo para hacernos más fuertes. Por eso cuando enfrentamos una situación conflictiva debemos colocarnos nuestro mejor traje preparándonos para todos los escenarios posibles, ciertamente debemos esperar optimistamente que lo mejor ocurra, pero ahí está la trampa, no siempre lo que nosotros consideramos lo mejor es en efecto así.
Muchas veces nos negamos a aceptar una realidad, un resultado diferente al que esperábamos, negándonos la posibilidad de creer que a pesar que las cosas han acabado contrariamente a lo que considerábamos lo mejor, esto puede ser lo más beneficioso que nos pudo ocurrir, bien sea por lo que nos está quitando de encima, bien sea por el camino que nos está abriendo o el espacio que está liberando dentro de nosotros para que otras cosas mejores nos ocurran.
Es importante mirar con fe y optimismo el futuro, siempre pensar que lo mejor está por venir, que no importa qué tan positivos o negativos hayan sido los acontecimientos en nuestra vida, siempre estaremos en disposición de recibir lo mejor.
Caerse es algo natural cuando intentamos llegar a algún sitio, solo los que permanecen estáticos disminuyen el riesgo de caer, pero también disminuyen el riesgo de vivir las cosas más maravillosas que solo ofrece la vida a aquello que van por eso, que están activos tras sus sueños.
Al caer tenemos una única opción y es levantarnos, con más ganas, con mayor impulso, rearmar nuestros pedazos en caso de ser necesario. Debemos sacar toda la experiencia posible que nos deja esa caída, para evitarnos tropezar nuevamente en el mismo sitio o en alguno similar.
La vida definitivamente no se acaba cuando algo acaba mal, ocurre justamente lo contrario: continuamos, aprendemos y nos hacemos más fuertes, más resilientes, con una visión diferente de la vida y sus aristas.
A través de todo lo que no acaba de acuerdo a lo que esperamos, no solo nos conocemos a nosotros mismos, no solo nos hacemos más fuertes, sino que también sabremos quiénes son las personas con las que realmente podemos contar, las que nos brindan apoyo, las que nos dan esa mano solidaria o nos dicen tras una palmada que todo estará bien.
Aprecia todas tus caídas, los cierres que no quisiste, los finales, lo que acaba, ten plena confianza en la vida y en que todo ocurre por una razón y por lo general todo ocurre para nuestro beneficio. Aprendamos de cada oportunidad y abramos camino a lo maravilloso que nos espera.
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