RINCÓN del TIBET

La vida es mejor cuando ya hemos pasado por tormentas

es mejor

La vida es mejor cuando tenemos los ojos de quien ha pasado por tormentas

La vida es de la manera que queremos crearla, si queremos que sea gris, la creamos de esa manera, si la queremos con todos los tonos excitantes de la naturaleza, así la crearemos. Nuestra vida está más condicionada por cómo reaccionamos ante nuestras vivencias y las diversas circunstancias, que a lo que nos ocurre.

Es mejor cuando sabemos encontrar la luz en medio de la oscuridad, cuando nos parece válido caernos, llorar, derrumbarnos, pero así mismo conseguimos las fuerzas para superarnos y reinventarnos de ser necesario, estamos fluyendo con la vida. Probablemente entendemos que las batallas más difíciles son las que nos enseñan las lecciones más profundas, incluida la de apreciar esos detalles sencillos que a veces pasamos por alto y solo cuando notamos su ausencia o nos encontramos bajo la amenaza de perderlos, es cuando nos percatamos de su existencia y de su importancia en nuestras vidas.

Es mejor cuando hemos visto mucho, cuando hemos vivido muchas y variadas experiencias, la forma de apreciar la vida cambia, las prioridades por lo general cambian. Resulta que es mejor tomarnos las cosas con más ligereza y a su vez amar con mayor profundidad, cuando hemos recorrido un largo camino o bien cuando el camino aun siendo corto nos ha costado mucho trabajo recorrerlo, entendemos posiciones que antes jamás hubiésemos imaginado, nos volvemos compasivos y empáticos.

Puede ser que nuestro ego se apodere de nosotros y por poder hoy sonreír por lo mismo que ayer nos hizo llorar, nos volvamos un tanto arrogantes, pero lo normal es que lo contrario se apodere de nosotros, la humildad, que inclusive siendo conscientes de nuestras capacidades, sabemos que todo cambia, que hoy podemos estar bien y mañana sencillamente no lo sabemos.

La idea de la vida es salir de acá sacando el mayor provecho de ella, es mejor aprender lo más posible, amar con intensidad, reconocer en el otro aquello que rechazamos en nosotros y admirar aquello con lo que nos sentimos identificados, crear lazos, sin generar dependencias, robar corazones sin fomentar apegos…

No sabemos a ciencia cierta si salir de acá siendo nuestra mejor versión será útil luego de nuestra partida, pero el peor escenario es que esto sea todo y vivir la vida enfocados en mejorar con respecto a nosotros mismos, en dar lo mejor, en ayudar, en disfrutar y en crecer, nos garantizará al menos que habrá valido la pena.

No nos quedemos con las ganas, no importa si es temprano o si es tarde, el tiempo es una ilusión, como casi todo lo que tiene que ver con nosotros, hagamos todo lo que alegre a nuestro corazón, veamos con amor al otro tratando de hacer lo propio, colaboremos a hacer de este mundo un lugar más amable, irradiemos luz y contagiemos con ella a todo lo que nos rodea.

La vida es mejor sin miedos, sin limitaciones, veamos con los ojos del corazón y aprendamos a sentir lo intangible.

 

Por: Sara Espejo -Rincón del Tibet

 

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