La verdadera riqueza desde los ojos de un niño deja un poderoso mensaje
Desde hace ya un tiempo hay una anécdota de un padre y un hijo, donde algunas fuentes aseguran ser una historia real, no hemos podido verificar su fuente, ni si efectivamente corresponde a la vida real, sin embargo, la compartimos por el valor que encierra y el mensaje que nos deja:
Un hombre de una familia rica y acomodada llevó a su hijo a un viaje al campo para enseñarle una lección: quería mostrarle cómo era la experiencia de ser pobre. Pasaron unos cuantos días en una pequeña, vieja y un tanto destartalada casa de una familia humilde en una zona rural.
Una vez que regresaron el padre se acercó al hijo para preguntarle qué le había parecido el viaje: “Fue genial papá”, comentó. “¿Viste que tan pobre puede ser la gente?”, preguntó el padre. “Sí, lo vi muy claro”, respondió el hijo. “¿Y qué aprendiste del viaje?”, preguntó nuevamente el papá. “Me di cuenta de que nosotros tenemos un perro y ellos cuatro. Nosotros tenemos una piscina que llega hasta la mitad de nuestro jardín y ellos tienen un arroyo que no tiene fin. Nosotros tenemos lámparas importadas en nuestro jardín y ellos tienen las estrellas en la noche. Nuestro patio llega hasta la pared que separa nuestra casa de la calle y ellos tienen todo un horizonte…
Nosotros tenemos un pequeño pedazo de tierra para vivir y ellos tienen grandes terrenos que van más allá de nuestra vista. Nosotros tenemos sirvientes que trabajan para nosotros pero ellos sirven a otros. Compramos nuestra comida pero ellos cultivan la de ellos. Tenemos murallas que protegen nuestra propiedad y ellos tienen amigos para proteger la de ellos”. El padre quedó mudo ante la respuesta de su hijo y este agregó: “Gracias papá, me mostró lo pobre que somos nosotros”.
¿Dónde radica el mensaje de la riqueza? ¿Qué tan conectados estamos con lo que realmente importa? ¿Es a medida que crecemos que le damos un valor diferente a las cosas? ¿Somos capaces de inculcar a los más pequeños el mensaje de lo que es realmente importante? Son algunas de las preguntas surgen por el mensaje de esta historia, con el fin de reflexionar sobre esta anécdota, sobre las diferentes percepciones de la vida de acuerdo al cristal con que sea mirada y sin duda sobre los tesoros que están al alcance de todos y muchas veces no somos capaces de apreciar.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet