RINCÓN del TIBET

La oscuridad sirve para reconocer lo que brilla en tu vida

la oscuridad

La oscuridad siempre sirve para reconocer qué es lo que brilla en nuestras vidas

Los momentos que menos desearíamos afrontar, que encierran una gran cantidad de obstáculos que debemos superar, nos pueden parecer los trechos más oscuros que debemos atravesar, sin embargo, una de las cosas más valiosas que podemos rescatar de la oscuridad, es justamente la facilidad con la que podemos distinguir qué y quien aporta luz a nuestras vidas.

Los momentos difíciles suelen espantar a todas aquellas personas que realmente no llegaron a nuestras vidas para quedarse, en la oscuridad, las dificultades suelen mostrar el camino de salida a quienes prefieren un entorno cómodo, que no les exija mayor participación, sino que les permita estar y disfrutar, sin inconvenientes, sin sacrificios, sin salir de la zona de confort.

Evidentemente todos preferimos los momento de comodidad y de bienestar, propios y de quienes nos rodean, sin embargo, los opuestos también forman parte de la vida en mayor o menor medida y si realmente nos unen lazos de afecto e interés, estaremos allí aportando lo que sea necesario para mejorar la situación, buscando alternativas, ofreciendo algún tipo de apoyo, tratando de llevar luz en alguna de sus formas.

Cuando pasamos por la oscuridad atravesamos por dificultades y podemos sentir como filtramos a las personas que nos rodean, teniendo la oportunidad de decidir quienes estarán del otro lado cuando la tormenta pase.

La esperanza es ser capaz de ver la luz en la oscuridad…

Evidentemente esto no es una invitación a descartar a quienes dan la espalda en momentos de crisis, porque es sabido que incluso cuando se quiere, no se reacciona necesariamente bien en los momentos complicados y ello demuestra inmadurez, miedo, incertidumbre, comodidad, pero no necesariamente falta de afecto o interés. Sin embargo, cuando nos decepcionamos de nuestros afectos debido a lo que recibimos de ellos cuando más lo necesitamos, una de las reacciones más comunes es apartarse o bien dosificar el afecto.

Todos vamos aprendiendo algo en cada paso y una de las cosas que debemos aprender a desarrollar es la empatía, el colocarnos en el lugar del otro, el entender sin necesidad de haber caminado sus pasos, el porqué de sus decisiones, sin juicios, con la firme decisión de hacernos sentir solo para ayudar, para mejorar una situación, no para criticar o complicar aún más una situación a través de nuestras acciones u opiniones.

Debemos ser solidarios con quienes lo necesitan, incluso cuando ello nos mantenga al margen de nuestra zona de confort. Debemos aprender a dar de manera incondicional, pero entendiendo que lo que ofrecemos, el universo nos lo devuelve multiplicado… Seamos como nos gustaría que fuesen con nosotros y aprovechemos nuestros momentos de oscuridad para valorar a toda fuente de luz presente en nuestras vidas.

Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet

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