RINCÓN del TIBET

La mirada: Confesión del alma

La mirada: Confesión del alma

Cuando comprendo tu mirada escucho tu verdadera voz. ― Alejandro Lanús

Las miradas son esas conexiones a través de la cual decimos todo sin mencionar una palabra, no es necesario hablar, no es necesario explicar, basta con cruzar una mirada con otra para que toda la verdad sea dicha.

Nuestras palabras pueden mentir, fingir, reservarse información… Al igual que puede hacerlo nuestro cuerpo, a través de sus gestos, sus roces, su lenguaje… Pero nuestra mirada no sabe mentir… Nuestra mirada hablará desde el alma, donde no existen motivos para no mostrarse, para no ser.

Nunca habrá nada tan sincero, como una mirada, a través de ellas podemos decir lo mucho que amamos, lo mucho que nos gusta, cuándo extrañamos llegando a umbrales de dolor, cuándo nos emocionamos o cuándo sencillamente todo ha acabado.

“Sí así son las cosas, cuanto más pequeñas más tiernas, más suaves, más maravillosas. Sí como tu mirada que cruza la mía y me lo dice todo sin decirme nada.”  ― Rosana Rosana

 

Basta ver a los ojos a de alguien y ver cómo sus ojos nos quieren hablar, cuando lo que sale por la boca no  coincide con lo que está en su corazón, con lo que grita su alma, su mirada no podrá ser sostenida, bajará la cabeza, intentando quizás distraer la situación, evitando que sus ojos lo delaten.

En un mundo tan distorsionado, que se torna cada vez más individualista, más egoísta, donde la mentira y el fraude abundan, resulta un regalo esta especie de detector de mentiras, que les cuesta tanto disimular, que no están creados para mentir, sino para expresar de la forma más pura y espontánea nuestros sentimientos y nuestras emociones…

Las miradas transmiten sabiamente hasta nuestro estado anímico, la tristeza, la felicidad, el miedo, el enfado…  hablarán a través de nuestros ojos y será entendido por cualquiera que nos rodee, aun cuando ni siquiera compartamos el mismo idioma.

Para nuestro pesar el contacto visual se ha perdido a medida que la tecnología se ha apoderado de nuestros espacios, ver los ojos de las personas con las que interactuamos sin que las miradas se desvían hacia un móvil resulta casi un milagro.

Sin embargo, no podemos dejar que se pierda ese contacto, que no se subestime la herramienta que se encarga de decir inclusive lo que nos resulta imposible expresar con palabras.

El alma que hablar puede con los ojos también puede besar con la mirada.

― Gustavo Adolfo Bécquer

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