Fija tu mirada en lo que puedes hacer con tu vida y deja de mirar tu pasado
Está bien fijar y reconocer etapas pasadas de nuestras vidas, aprender de los errores, llenarnos de nostalgia de cuando en cuando, recordar un camino que no debimos transitar de acuerdo a los resultados que obtuvimos, pero el pasado no puede convertirse en nuestro lugar de residencia.
Muchas veces dejamos de vivir el presente y no proyectamos nuestro futuro por estar fijando nuestra mirada al retrovisor de nuestras vidas. Tenemos una cantidad infinita de cosas que SÍ podemos hacer desde este preciso momento como para anclarnos en justamente lo que no podemos cambiar, pasó y pasó, nada que hacer al respecto.
Usemos el pasado con fines prácticos, seamos agradecidos con lo que nos dejó, que siempre le podremos ver el lado positivo y si no somos capaces de hacerlo es porque no tomamos la lección correspondiente y no es por ser mala vibra, si no lo hicimos en su momento muy probablemente nos toparemos con una lección parecida por allí.
No es que nos vamos a ir a cada experiencia de nuestro pasado para preguntarnos por el porqué y para qué de las cosas. Se trata de volver al pasado en el viaje mental, no para perturbarnos, sino sacar provecho, pero que esto no represente la mayor inversión de nuestro tiempo. El pasado más útil es el que no pesa, el que hemos ubicado donde debe estar.
Toma todo lo que vienes arrastrando, cargando y peor endosándoselo a otros y clasifica, haz una limpieza, quédate con los recuerdos bonitos, rescata lo positivo y lo demás déjalo ir. Es momento de fijar nuestra mirada al porvenir del futuro.
Ejercicio práctico de visualización
Ubícate en un lugar tranquilo, donde no seas interrumpido, toma algunas respiraciones profundas y ahora imagina que estás con una gran maleta a la orilla de la playa, te sientas, la abres, sientes un poco de susto, de rabia, quizás mucho dolor… ya no tiene sentido guardar todo eso, haz una última revisión, llora si quieres una vez más… Y sin tomarte tanto tiempo, cuando estés listo, suelta cada una de las cosas al aire, despídelas con amor repitiendo para ti estas palabras como un mantra:
“Me libero de recuerdos dolorosos y pautas negativas, perdóname, lo siento, gracias, te amo”.
Cuando hayas terminado de hacerlo con cada una de las cosas que te afectaron, quédate unos minutos fijando toda tu concentración en tu respiración. Luego te sentirás más ligero, más preparado para vivir el presente y asumir el futuro. No es magia, estarás trabajando tu mente subconsciente para dejar ir desde donde te ha venido perturbando tu pasado.
Que todas tus relaciones sanen.
Namasté
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet