RINCÓN del TIBET

Esto es lo que sucede cuando dejas de creer que todo pasa por algo

Esto es lo que sucede cuando dejas de creer que todo pasa por algo

No sé qué fue lo que me inspiró. Quizás la acumulación de ciertos eventos que han pasado en mi vida o tal vez sólo uno. Pero tampoco sé si realmente eso es importante, simplemente no pude volver a mirar nada de la misma manera al dejar de creer que todo sucede por una razón y desde entonces, me he dado cuenta que todo ha sido más chocante. La conciencia te golpea fuertemente cuando dejas de creer que todo sucede por una razón, podríamos compararlo con el momento en que perdimos nuestra inocencia; cuando dejamos de flotar a través de nuestra ingenua juventud y comenzamos a observar, meditar y discutir el mundo que nos rodea. Ambos momentos no están documentados ni nos damos cuenta mientras suceden, sino que más adelante después de una reflexión se hacen evidentes. Que aparentemente mi vida dependa completamente de mi y que no todo puede que funcione porque no hay razón por la que deba suceder, es algo muy, muy fuerte.

Una cosa que sí sé es cómo empecé a creer que todo sucede por una razón, y por qué seguí creyéndolo. El escritor y director de la película de ciencia ficción Señales en el año 2002, M. Night Shyamalan, encadenó una compleja línea del tiempo de eventos muy dependientes de sus eventos anteriores. Se enfocó mucho en la causa y el efecto, de manera que había una causa para cada causa y que todo efecto era un concreto y casi predeterminado; destino de cada causa. Recuerdo claramente a mi mamá hablando del tema principal de la película y diciéndome que todo sucede por una razón, entonces le pregunté si pensaba que eso se aplicaba a la vida y ella pensaba así. Yo era joven y ella era mi madre, así que terminé pensando lo mismo. Supongo que indirectamente le estoy echando la culpa a ella por la mentira que me he permitido creer todos estos años. Está bien, a ella no le importará, ahora la culpo por la mayoría de las cosas de todos modos (te amo mamá).

Pensar que yo era lo suficientemente significativa en este universo porque existía una fuerza misteriosa que hacía que las cosas me sucedieran porque debían, no porque simplemente pasaban, era una excelente idea para mí, una de empoderamiento. Me sentía como si fuera el personaje principal de la vida, sentía que todo giraba alrededor de mí y me pasaba a mí, sólo para ser parte de mi propia experiencia de vida. Era tan entretenido conectar los puntos de ciertos acontecimientos de mi vida y decidir que estaban destinados a suceder. Seguí creyendo que todo sucede por una razón, porque era fácil, era muy fácil. Cuando las cosas no resultaban como yo esperaba, confiaba en que había una razón más grande detrás de todo. Y al final, buscaba esa mayor razón y me aferraba a ella. Ni siquiera podía imaginar que las cosas simplemente ocurrían, por cualquier razón, y que sólo había que afrontarlo.

Eso me lleva a mi filosofía de vida actual. Mientras que intento ser equilibrada para mantener una mente fresca y abierta, sé que no todas las cosas tienen una razón de ser. Las acciones que tomamos y cómo elegimos responder a nuestro entorno es lo que crea los resultados. Pero ¿qué pasa con las cosas que se salen de nuestro control? Todo simplemente sucede. ¿Por qué es tan difícil aceptarlo para muchos de nosotros? ¿Por qué nos aferramos a la búsqueda de una explicación más profunda del por qué? Nos centramos en la tormenta, cuando en realidad deberíamos centrarnos en las consecuencias, las cuáles sí podemos controlar; podemos controlar la forma en que respondemos a las cosas y por lo tanto podemos controlar nuestro destino y el futuro de las cosas que nos suceden. No completamente, pero por lo menos algunas de ellas. Entonces nos preguntamos, ¿cuál es el significado de la vida? Y respondiendo con una pregunta… ¿Hay necesidad que exista uno? ¿Por qué debería de haber un significado? Los humanos solamente somos importantes los unos a los otros y el sentido de la vida tomará el significado que tú le des. La gente con la que te rodeas, las decisiones que tomas, los caminos que eliges y los que evitas, tus acciones, y lo más importante, tus respuestas, son lo que definen el significado de tu vida. Todas estas cosas son las que están detrás de todo lo que te sucede.

Hay tantas cosas en la vida que dejamos de conocer y de descubrir, que creo que es demasiado egoísta por parte de nosotros creer que somos lo suficientemente importantes como para que hayan razones detrás de las cosas que nos suceden. Con razones me refiero a ir más allá de una causa profunda. Por ejemplo, estás sosteniendo una manzana, se te cae y procede a golpear el suelo. La razón directa por la cual la manzana golpea el suelo es porque se te ha caído y luego las leyes de la gravedad jugaron su papel. No hay ninguna razón más profunda por la cual la manzana cayó al suelo, sólo lo hizo. Este es un simple ejemplo del punto que estoy tratando de hacer. Hay razones para que las cosas pasen, pero no necesariamente razones desencadenadas.

A veces siento que vuelvo a pensar como antes; echo de menos la tranquilidad de pensar que todo estaba bien sólo porque estaba destinado a salir bien. Pero ahora, me doy cuenta de que mi vida está en mis propias manos, todo puede estar bien si así lo decido yo. Me he visto obligada a afrontar mis fracasos, mis defectos y mis malas decisiones. Muchas veces me dan nervios y me pregunto si estoy viviendo mi vida como debería, sobre todo cuando las cosas no van bien. Pero me siento más recompensada cuando puedo lograr algo y tengo más control sobre mi propia vida (que es una bendición ya que soy una fanática del control).

Si no hay ninguna razón por la que nos pasan las cosas en la vida, entonces ¿por qué molestarnos en pensar tanto? No me refiero a que la vida no tenga sentido, sino que sólo hay que vivirla. Por lo que debes pensar que tienes sólo una vida por disfrutar.

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