Es tiempo de deshacernos de todo lo que no nos da espacio para lo nuevo
¿Tienes idea de la cantidad de cosas inútiles que vienes almacenando a lo largo de tu vida? Pues te aseguro que si eres una persona promedio, será una cantidad enorme, de cosas, de pensamientos, de memorias y hasta de personas que vienes acumulando sin entender muy bien el porqué, pero como acto reflejo, le has hecho espacio en tu vida, pero ¡ya basta! es momentos de deshacernos de todo eso.
Ciertamente tenemos una capacidad ilimitada para amar e inclusive para almacenar, al menos las cosas no físicas de nuestras vidas, sin embargo, el problema radica en cuánta energía le dedicamos a lo que hemos decidido almacenar y es allí donde entra la necesidad de limpiar y soltar, de deshacernos de todo lo que no nos sume y ya no se justifique mantener almacenado.
Es una recomendación el aplicar La Ley De Correspondencia cuando estamos interesados en organizar nuestras vidas, esta ley nos habla de que como es adentro, es afuera, es decir nuestro mundo exterior será siempre una proyección de lo que es nuestro mundo interior. Si en nuestro interior todo es un caos, tenemos afectos acumulados por acá y por allá, drenajes de energía vital, pensamientos que se mueven y cambian sin parar, probablemente nuestro mundo exterior será de la misma manera.
Partiendo de este principio, podemos considerar que obtendremos grandes beneficios si comenzamos por dar orden a nuestro espacio, al lugar donde nos desenvolvemos y pasamos la mayor parte de nuestras vidas, entiéndase casa, oficina, coche, etc.
Debemos hacer una limpieza profunda, con ella moveremos energías, utilizaremos óptimamente los espacios y especialmente deshacernos de lo que no necesitamos, algunas veces estaremos un poco más sensibles y nos dará nostalgia deshacernos de esa taza sublimada que nos regaló una persona especial, quizás la conservemos de por vida, pero de seguro encontraremos muchas otras cosas que no nos sirven, que no nos gustan, que no usamos o que sencillamente podrían servirle mucho más a alguien más. Todo esto dará espacio a cosas nuevas, que seleccionaremos con mejor criterio, de acuerdo a la experiencia adquirida.
Esto además de acondicionar nuestros espacios, nos dará tranquilidad mental, nos permitirá cargarnos de esa energía renovadora y esto muchas veces es el mejor impulso para hacer la limpieza mental que necesitamos. Donde podemos aceptar cosas a las cuales estábamos en negación, donde podemos perdonar a quien nos lastimó y a nosotros mismos si es necesario, donde podemos dejar de aferrarnos a imposibles.
Siempre podremos reestructurarnos, reinventarnos, decidir nuevos rumbos y sobre todo, siempre podemos dejar atrás todo aquello que no aporte nada positivo. Habrá algunas cosas que nos cuesten más que otras desechar, sin embargo, el primer movimiento es sin duda la decisión de generar cambios positivos en nuestras vidas, y para hacerlo debemos deshacernos primero de todo lo malo.
El día que comprendí que lo único que me voy a llevar es lo que vivo, empecé a vivir lo que me quiero llevar.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet