Es mejor preguntarnos: ¿Para qué me sirve esto? en lugar de: ¿Por qué me pasa esto?
A veces nos enfrascamos en la vida buscando respuestas a las preguntas equivocadas. En la vida nos ocurrirán muchas cosas, algunas muy placenteras y otras que nos harán sentir mal… Por lo general cuando tratamos de indagar el origen de una situación particular, es porque nos hemos visto afectados negativamente. Es muy raro escuchar a una persona feliz preguntándose por qué se siente tan plena, dichosa, qué ha hecho para merecer esa bendición… Es extraño, pero hay casos de lucidez y agradecimiento en que esas preguntas tienen lugar.
Lo más frecuente es observar cómo se buscan respuestas a momentos negativos en la vida, a situaciones que nos generan malestar y pesar. Por qué me pasa esto a mí, yo que doy tanto, yo que hago esto y hago aquello no merezco tal o cual cosa, podemos inclusive ver cómo se buscan respuestas en memorias que no pertenecen a este ciclo: Qué habré hecho yo en mi vida pasada para estar viviendo esto ahora?
Obviamente todo tiene un porqué, así no lo podamos ver con claridad, cada una de nuestras acciones, de nuestras decisiones trae consigo consecuencias, además de que debemos ver la vida como una cadena de evolución, donde nos vemos sometidos a experiencias que nos harán crecer y nos prepararán para dar nuevos pasos.
Pero muchas veces, más allá de fundamentos filosóficos, no resulta sencillo darnos respuesta a preguntas asociadas con porqués y más allá de resultar sencillo, puede no resultar práctico… Por qué me enfermé, por qué mi padre falleció, por qué no nací en otra familia… en fin… son preguntas asociadas a una realidad que no podemos cambiar, mientras que: por qué me divorcié, por qué estudie tal carrera, por qué sigo en este país, son preguntas que nos pueden ser útiles para entendernos y buscar alternativas de cambio si es eso lo que se deriva del análisis.
Siempre podremos de cualquier situación rescatar lo positivo, la lección, ésa que hace que tenga un poco más de sentido algún pesar transitado, la que puede inclusive ubicarnos en una situación de ventaja con respecto a la realidad y ese rescate parte de preguntarnos: Para qué me sirve esto que he vivido o estoy atravesando? Qué provecho puedo sacar de esto, puedo conectarme más con mis seres queridos, puedo enseñar a través de mi ejemplo, puedo cambiar mi forma de ver la vida, puedo ser mejor con quienes me aman, puedo reconocer mis errores para mejorarlos y evitar repetirlos?
Todo tiene un lado positivo y un lado negativo, solo basta ver las cosas desde otro ángulo para darnos cuenta, aprender a darle el peso apropiado a las cosas, buscando valorar más lo que nos genera algún tipo de beneficio. Solo nosotros podemos decidir cómo vemos la vida y a partir de allí hacernos las preguntas que nos lleven a tomar responsabilidad en lugar de victimizarnos.