En muchos casos resultará necesario apagar la angustia y encender la fe
Todos sabemos lo angustiante que puede ser una situación o en el peor de los casos, qué tan complicada se nos puede volver la vida misma en un momento determinado y como todo lo que nos ocurre, la diferencia en los resultados que obtengamos estarán determinados por nuestra actitud ante cada una de las situaciones que se nos presenten.
Las adversidades siempre estarán allí, en cualquier cosa que hagamos, en cada paso que demos, aunque dependiendo del cristal con que se miren corresponderán a un problema, a un obstáculo, a una experiencia, a una lección, a un escalón… todo dependerá de cómo decidamos afrontarlas.
La fe es la pasión por lo posible y la esperanza es el acompañante inseparable de la fe. Soren Kierkegaard
Mientras para algunos es común sentir angustia, la cual no hace otra cosa distinta a nublarnos la mente, a ocultarnos salidas de emergencia, a no dejarnos pensar con claridad y a no poder despegarnos de lo que nos agobia, para otros es factible asumir con serenidad y especialmente con fe las mismas situaciones, obteniendo sin lugar a dudas, resultados completamente diferentes.
El asumir cualquier situación con fe, nos ayuda a mantener la calma, nos permite aquietar nuestra mente, y desde nuestra esencia poder dar solución a lo que nos acontece. La fe es un factor diferenciador, muchas veces podemos estar muy cerca de llegar a donde queremos y no podemos hacerlo, porque no tenemos esa confianza, esa certeza de que sí podemos, de que ese destino es nuestro, de que todo lo que estamos haciendo nos conduce finalmente a donde queremos.
No sabemos a ciencia cierta cómo opera la fe, pero el simple hecho de creer que algo ocurrirá, sin dudas, sin titubeos, sin peros, es lo que hace la diferencia, no importa tanto en qué o en quién se deposite esa fe, solo basta con creer que funcionará, que obtendremos inclusive algún tipo de intervención a nuestro favor, para que las cosas fluyan de manera más relajada.
Es como si asumiéramos que alguien nos ayuda con nuestra carga, que en realidad no estamos afrontando solos lo que nos puede angustiar, que algo más allá de lo que podemos explicar y entender está actuando en pro de nuestro beneficio, sin importar si es un ser superior, si es nuestra mente, si es nuestra alma… A fin de cuentas, solo bastará con depositar nuestra confianza y comenzar a ver cómo esas fuerzas que no somos capaces de explicar comienzan a trabajar.
Aquél que tiene fe no está nunca solo. Thomas Carlyle
Aprendamos a no angustiarnos, el peor desempeño que podemos ejecutar lo haremos probablemente bajo el estado de la angustia, de la preocupación del estrés, esto no nos quita los problemas de encima, sino que nos roba la paz. Aprendamos a confiar, en lo que queramos, a mí me satisface pensar que el universo siempre quiere lo mejor para mí y que si me calmo, entraré en la misma frecuencia de esa capacidad creativa, que me mostrará caminos a tomar, que me dará señales, que me enseñará a usar herramientas… y que finalmente me conducirá por la vía que necesito para mi evolución y crecimiento. Apaguemos la angustia y encendamos la fe.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet