Ella era simplemente indescriptible.
Infinidad de veces me pregunte por qué ella era así, tan rara, tan especial tan única. Algunas veces intenté preguntarle, solo para darme cuenta que ella tampoco tenía una respuesta, o una definición tangible de lo era ella misma, sin embargo, ella sabía que era distinta.
Al principio se llegó a preguntar casi como reproche por qué no podía sentir como los demás, por qué le causaba risa o llanto lo que a los demás no. Una vez me dijo que trato de ser y sentir como eran y sentían los demás, que creía que así podía entenderse un poco más, pero no funcionó.
En una ocasión, justo en medio de una reunión, alguien le preguntó que porqué era así, que si estaba enamorada, que sí le había sucedido algo en el pasado, para que diera razón el porqué de sus expresiones. Muchos dijeron que era solo una niña cursi, una enamorada empedernida, otros decían que solo era tierna y sensible, hubo incluso quien la llamó dramática y exagerada. Sin embargo, ninguno de esos calificativos logró definirla por completo, pues era todos y ninguno al mismo tiempo.
No hay un adjetivo calificativo que la defina mejor, ella es simple y completamente ella. A ella en realidad no le afectaba si encajaba o no en algún lugar, si le caía bien a todos o no, de todas maneras ella se sentía agradable para ella, ella se cumplía sus propios gustos, ella construyó su vida como le dio en gana, ella vive como le da la gana.
Descubrió que ser “rara” la hace no encasillarse en ningún estereotipo social, le quedó claro que estaba tan plena tan completa, tan llena de ella que no necesitaba la aprobación de unos cuantos, con estar bien con ella bastaba.
Por contradictorio que parezca, esa era justo la característica que a hacía encajar en todos lados, eso es lo que encanta a donde quiera que va.
Ella, la completa, la plena, la rara, ella simplemente ella.
Via SerMejor