RINCÓN del TIBET

El único que puede robarse tu felicidad eres tú mismo

El único que puede robarse tu felicidad eres tú mismo

Para muchas personas resulta un tanto sencillo responsabilizar con ligereza a cualquier persona de sus problemas, de sus calamidades, de sus disgustos y en general de su infelicidad… porque curiosamente la felicidad no se atribuye a otra persona con la misma facilidad. Básicamente en este grupo de personas se encuentran englobados todos aquellos que no se han percatado de que todo, absolutamente todo lo que ocurre en sus vidas es su responsabilidad.

Entender y asimilar esto puede resultar engorroso, más en aquellas situaciones en donde no estamos viviendo lo que queremos o estamos en una situación de conflicto de algún tipo. Pero es fundamental darnos cuenta de que nuestra vida la creamos nosotros mismos y que la felicidad no tiene nada que ver con lo que hagan o dejen de hacer los demás en nuestras vidas, con logros, con resultados o circunstancias, es un estado interior que es independiente a cualquier aspecto asociado al ego, a la satisfacción de nuestras necesidades, a nuestra percepción de la realidad o la actuación de alguien más.

Nuestro proceso creador parte de nuestras creencias, de nuestros pensamientos, quizás hasta de algún tipo de contrato de almas. Cuando sentimos que algo o alguien nos roba nuestra felicidad, debemos hacer una revisión exhaustiva de nuestro interior, indagar en relación a lo que creemos, a qué pensamientos tenemos de nosotros mismos, cuáles con las ideas que tenemos en relación a la pareja, al dinero, al trabajo.

Muchas veces podemos tener las ideas más locas en relación a un aspecto fundamental de nuestra vida, ideas que no necesariamente provienen de nosotros mismos, sino de personas que para nosotros ha tenido una influencia considerable y por habernos dicho algo o habernos hecho sentir de una forma determinada, asumimos como nuestra una creencia que puede limitar y condicionar cualquier arista de nuestra vida.

Ejemplos de creencias infundadas: No sirves para nada, ya veremos quién te soporte, si no estás conmigo no tendrás nada, eres incapaz de hacer algo por ti mismo, el amor solo dura dos años, si eres hijo de padres divorciados te divorciarás, el dinero te hace desalmado, no sirves para pintar… Y como éstas una lista infinita de creencias sin sustento real pueden estar alojadas en nuestra mente y afectando nuestra interacción con nosotros mismos y con nuestro mundo.

Las creencias por lo general se forman cunado somos niños y las cosas que nos dicen, vemos y vivimos queda de alguna forma troquelada en nuestra mente, y aunque nos cueste conscientemente recordar gran parte de esa primera etapa, allí nuestro inconsciente se carga de información súper valiosa, que lo puede marcar de por vida.

Por eso es importante sanar nuestras memorias dolorosas, dejar ir esas ideas equivocadas, romper contratos… y a partir de nuestra sanación nos sintonizaremos con la felicidad y nos daremos cuenta de que es algo tan propio, tan de esencia, que es imposible que alguien nos lo robe… es nuestra condición natural, una vez sanos emocionalmente intuitivamente ya sabremos hasta el alcance que le permitimos a quienes nos rodean, ya comenzaremos a vibrar con la energía que esté alineada a nuestras nuevas creencias y a nuestros nuevos pensamientos y las cosas serán vividas de otra manera, con mayor consciencia, con mayor responsabilidad, nadie tendrá el poder otorgado de robarnos nuestra felicidad.

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