El amor es la medicina más efectiva – El origen de las enfermedades
Quizás parezca un tanto ilógico que nuestro cuerpo enferme para hacernos generar cambios, que reaccione de maneras particulares ante determinadas situaciones, que nos pida pausas cuando voluntariamente no podemos dárselas, que prefiera estar en cama antes de hacer aquello a lo cual no nos atrevemos a negarnos… Pero si lo analizamos un poco, entenderemos que cada una de nuestras dolencias, de nuestras enfermedades, no son más que nuestro cuerpo llamando nuestra atención.
Evidentemente la medicina, tanto tradicional, como alternativa, conforman recursos que tienen capacidad de ayudarnos, de limitar los problemas que han sido generados, pero el verdadero cambio, que ocurre de pasar de la enfermedad a la sanación, así como ocurrió en la otra dirección, proviene del amor.
El amor es la medicina más efectiva, el amor implica tomar medidas que nos liberen de cargas emocionales, de pensamientos tóxicos y de emociones negativas que día a día van haciendo estragos en nuestro organismo y nos conducen a estados vulnerables de salud, tanto física, como mental y emocional.
El amor no tiene cura, pero es la única medicina para todos los males.― Leonard Cohen
Todos tenemos la capacidad de sanarnos a nosotros mismos, pero para ello hace falta darle la suficiente holgura a nuestra alma para que actúe. Necesitamos callar nuestra mente, desligarnos de miedos, de rabia, de rencores, de pasado y de angustia por el futuro y para ello tenemos que abrazar el presente, tenemos que liberarnos de cargas que no nos conducen a nada positivo, entender un poco de qué se trata la vida y especialmente colocar amor donde hay dolor.
Tenemos mucha facilidad para desvirtuar nuestro paso por esta experiencia vital, nos vamos cargando de responsabilidades, creemos que mientras más acumulemos, más ricos y felices seremos, muchas veces nos volvemos máquinas de producir dinero, sin poder siquiera disponer de tiempo para disfrutarlo.
Olvidamos las cosas esenciales, los detalles, admirar la vida y sus milagros y a veces la forma que tiene nuestro ser para expresarse es enfermando y pidiéndonos a gritos un cambio. Nos pide que volvamos al origen, al momento en el cual sabíamos que esta vida era un regalo para disfrutar, para apreciar, que lo que realmente debíamos hacer era ser felices y que eso no dependía de las circunstancias, sino de la paz que podíamos sentir a pesar de ellas.
Y si enfermamos, lo que debemos hacer es tomar una pausa para reencontrarnos con nosotros mismos, para hacer las cosas mejor de como lo hemos venido haciendo. Solo amándonos y aprendiendo a amar y a recibir amor, volvemos realmente a ese estado en el que estamos conformes y agradecidos con la vida y podemos disfrutarla desde la perfecta salud que está en armonía con esta milagrosa experiencia.
Amar es aceptar, es apreciarnos, es respetarnos. Amar es perdonar a otros y perdonarnos a nosotros mismos, amar es soltar el egoísmo y permitir a otros ser felices. Amar es comprender que las cosas no necesariamente son mejores como las queremos nosotros, que hay miles de maneras de ser y de estar y para nosotros estar bien, solo debemos aceptar. Amar es escucharnos y traducir nuestros mensajes, porque aun cuando sigamos tratamientos, e inclusive mutilemos nuestro cuerpo, la sanación solo se presenta y permanece cuando las medidas que tomamos vienen de adentro, cuando los cambios son profundos, cuando aprendemos a amarnos y a amar la vida por lo que realmente importa.
Así que la mejor manera de prevenir y sanar cualquier enfermedad es amarnos y aceptarnos con todo lo que ello implica. Cuando nos amamos, nuestras células lo sienten, nuestros pensamientos son positivos, nos sentimos bien en relación a lo que pensamos y esas emociones se convierten en un indicador que nos ayuda a determinar si vamos por el mejor camino. Sin duda, no hay mejor medicina que el amor.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet