RINCÓN del TIBET

Dejé de sentir miedo cuando comprendí que nunca estaba solo

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Dejé de sentir miedo cuando comprendí que nunca estaba solo

Cuando la fe se hace presente en nuestras vidas y nos hacemos conscientes de que somos mucho más que este cuerpo, con esta mente, que hay algo superior a nosotros, que está con nosotros, que está en nuestro interior y que de alguna manera maravillosa se hace presente y latente en nuestras acciones, todo toma un nuevo sentido, apreciamos las cosas desde otra perspectiva, dejamos de sentir miedo.

Algunas veces no logramos conectar con esa energía, pero cuando la sabemos nuestra, entendemos que hay algo más poderoso de lo que podemos racionalizar que nos pertenece, que está allí presente a otros niveles de consciencia, que es la fuente creadora de todo lo que vemos y lo que no somos capaces de ver.

Saber que estamos hechos de la energía que todo lo mueve, que todo lo puede, que tenemos dentro esa energía creadora ilimitada, nos hace entender nuestro rol acá, nos hace dejar de sentir miedo, nos hace dejarnos de identificar con cosas banales, que no están alineadas con la magnificencia de nuestras capacidades.

Somos uno con el universo, somos uno con la fuente creadora, partiendo de allí nunca estamos solos, nunca estamos desconectados, solo somos parte de una infinita red que toma forma individual, pero jamás pierde su esencia, jamás se desliga de esa inteligencia divina, solo podemos bloquearla y dejar de apreciarla a través de nuestra mente, pero cuando la callamos podemos escuchar la voz sublime de la sabiduría.

No estamos solos, sentir miedos no es más que una ilusión, la necesidad de controlarlo todo desde nuestro ego, de saber lo que pasará, de no querer cambiar, de no aceptar, pero esto en lo absoluto corresponde a lo que verdaderamente es nuestra esencia.

Aprendamos a escuchar la energía que llevamos dentro, aprendamos que desde el amor estamos siempre en conexión y aprendamos a dejarnos guiar por ese nivel de consciencia que nos permitirá ubicarnos exactamente donde necesitamos estar.

Siempre estamos sublimemente protegidos, acompañados, guiados, lo queramos o no, sin embargo sentimos con mayor fuerza esa energía divina cuando logramos abrirle paso, cuando abrazamos nuestra multidimensionalidad y dejamos de sentir miedo.

La vida acá es un regalo, es una experiencia y estamos siendo permanentemente apoyados y casi tomados de la mano en este proceso de crecimiento, de evolución, para aprender lo que nos es necesario, para vivir, para disfrutar y sobre todo para amar y ser amados. Escucha en tu interior y date cuenta de que tu yo tiene otra versión distinta a la que vez, ésa es tu verdadera esencia, desde allí nada es malo, nada atemoriza, nada frustra, nada duela, démosle paso y vivamos sin nada que nos pese, sintiéndonos siempre con la mejor compañía.

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