RINCÓN del TIBET

Cuando estás siguiendo tu propia luz

Cuando estás siguiendo tu propia luz


“Cuando estás siguiendo tu propia luz, las dificultades externas se convierten en una parte gratificante del desafío” Deepak Chopra


Para que aparezcan obstáculos tenemos que tener un objetivo, ya sea ayudar a desterrar el hambre en el mundo o echarle una mano al hijo de la vecina con las matemáticas, los idiomas o la lengua. Sea lo que sea lo que te propongas, normalmente aparecen elementos que nos dificultan la tarea de alcanzarlo.

Estos obstáculos son como una especie de moneda. Cuentan con una doble cara, aunque que salga cara o cruz depende de más factores que la mera fortuna o la dirección del viento. Normalmente, nosotros tenemos más cosas que decir que el universal juego de azar.

Los obstáculos, representan además, las mejores excusas para hacer el camino rentable si nos referimos al aprendizaje. Lo habitual es que llegados al final de un camino, nos demos cuenta que por su senda hemos tropezado unas cuantas veces y que esos tropiezos son los que van a hacer que la próxima vez transitemos de manera más cómoda, tanto por el mismo sendero como si elegimos otros diferentes y de mayor dificultad.

Además, los obstáculos le dan mérito a nuestro logro. No es lo mismo ganar una carrera o una partida de ajedrez con alguien que tiene un nivel muy parecido al nuestro o superior que ganar frente a alguien que tiene unas habilidades que consideramos menores a las nuestras.

De hecho, en este sentido solemos ser un poco injustos con nosotros y tendemos a minimizar la grandeza de los obstáculos que hemos superado cuando ya se han quedado atrás. Pasa algo parecido a lo que sucede con nuestra vista, cuanto más nos alejamos de ellos -en este caso en la línea temporal y no en la espacial- más diminutos se vuelven.

Este efecto es hasta cierto punto coherente. Lo habitual es que con el tiempo nuestra destreza a la hora de realizar determinadas tareas aumente y por lo tanto la demanda que nos requiere puede llegar a ser tan mínima que podemos llegar a automatizarla. Ejemplos de este tipo de tareas pueden ser el hecho de escribir en un teclado de ordenador o el de conducir.


Por eso algo fundamental para entender los obstáculos, tanto los propios como los ajenos, es entenderlos en el contexto en el que nos enfrentamos a ellos y no trasladarlos a nuestro contexto futuro, que puede ser muy distinto. Esto también vale a la inversa, hay determinadas tareas que si no las entrenamos de manera continua perdemos facultades para su desempeño.


Imaginemos al atleta que tiene una lesión y tiene que pasarse un mes sin entrenar. Lógicamente, en las semanas siguientes a la recuperación, los obstáculos que antes superaba con facilidad ahora pueden costarle un gasto de recursos mucho mayor. Además, es fundamental que integre esto en su mente y sepa entenderlo, sino probablemente volverá a terminar lesionado.

Como empezamos diciendo, los objetivos y los obstáculos tienen un importante papel en nuestra vida mental. En ellos se sustentan nuestros estados de ánimo, muchos de nuestros comportamientos, la interpretación que hacemos de nuestro pasado o las esperanzas que dibujamos en nuestro futuro.

De ahí que sea un aspecto esencial la forma en la que los visionamos. Si somos conscientes de cómo participamos en ella tendremos la oportunidad de intervenir de manera consciente y de poner en esta interpretación las lentes que más nos interesen.

Esta actuación es especialmente relevante en los momentos de inacción, en los que simplemente tenemos que esperar para actuar. Son instantes en los que tendemos a darle vueltas a todo y dudamos de todo, intentando ver entre la niebla aquello que es sólido.

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