RINCÓN del TIBET

Cuando algo no es para ti… Ni porque lo intentes mil veces

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Cuando algo no es para ti… Ni porque lo intentes mil veces

Muchas veces nos empecinamos con algo a pesar de saber que ese “algo” no es para nosotros. Hacemos caso omiso a esa voz que nos pide alejarnos, no prestaos atención a las señales que nos indican la salida de emergencia, obviamos comentarios y recomendaciones, solo porque en nuestra mente hemos proyectado una imagen de los resultados y de los beneficios que podemos obtener, aun cuando no tengamos indicio alguno de cómo lo que vivimos en la actualidad puede verse de esa manera en un futuro.

Debemos aprender a no ser tan tercos, a apreciarnos y a reconocer sencillamente cuando algo no es para nosotros. La vida está llena de errores cometidos y en ellos va un gran porcentaje de nuestro aprendizaje, pero nunca lo lograremos si queremos forzar ese error hasta convertirse en algo correcto.

Cuando tenemos por costumbre quedarnos donde no nos sentimos bien, básicamente con el argumento de vamos a ver qué pasa, o trabajando arduamente contra todos los pronósticos para revertir un resultado, por lo general terminamos desgastados. Quizás llegamos a conseguir lo que queremos, pero cuál fue el costo, qué tuvimos que invertir, perder o sacrificar para ese resultado?

La mayoría de las veces ese tipo de situaciones demanda demasiado y en la mayoría de los casos no es necesario, no es vital, solo para nuestra mente y el ego, que se niegan a obtener resultados diferentes o sencillamente asumir un fracaso o una pérdida. Podemos perder y con eso ganar paz, tranquilidad y especialmente desligarnos de situaciones que no son sanas para nosotros para poder darle paso a oportunidades nuevas, donde podamos sentirnos cómodos y no en una especia de cruzada.

La vida no tiene que ser forzada o sacrificada, solo se torna así cuando nos resistimos, cuando no fluimos con la experiencia, cuando no aceptamos cosas que no está a nuestro alcance modificar. Cuando aprendemos a soltar lo que no es para nosotros, cuando nos ocupamos más en vivir que en generar resultados, vamos cambiando la manera de ver la vida, nos flexibilizamos y le damos mayor validez a las cosas importantes, que normalmente se encuentran en los pequeños detalles.

Disfruta la experiencia, no te quedes clavado en algo que en el fondo sabes que no es para ti, no pierdas tiempo, no pierdas la ilusión y la confianza en que la vida es maravillosa, que cada experiencia es para aprender y conocernos un poco más. No te desvíes de tu propósito de vida, que al final no es otro distinto a ser felices.

 

Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet

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