¿Condenados a no ser felices?
Todos nos hemos sentido tristes y deprimidos alguna vez en nuestra vida. Es un estado de ánimo que nos sorprende, que puede venir dado por una situación negativa o simplemente estrés, ansiedad u otro estado similar. Todos buscamos nuestra propia felicidad, pero esto no hace más que afirmar que aún no la tenemos.
Creemos que la felicidad hay que conseguirla. Con un puesto de trabajo seré feliz, si alcanzo mis objetivos seré feliz, cuando tenga hijos seré feliz… Estos pensamientos ocupan nuestra mente y nos hacen pensar que para conseguir la felicidad hay que trabajar duro, conseguir cosas que pueden o no llegar a nuestra vida. ¿Buscamos la felicidad o buscamos la infelicidad?
Cuidado con la tristeza. Es un vicio.
-Gustave Flaubert-
Por mucho que me esfuerzo, no soy feliz
La felicidad no debería requerir esfuerzo alguno. De hecho, si reflexionas sobre ello, cuanto más te esfuerzas en ser feliz más infeliz estás siendo. Esto se debe a que no puedes forzar una emoción que no está. Y cuanto más te empeñes en ella, más provocarás el efecto contrario.
¿Sabes por qué las personas no logran ser felices? Porque actúan de la siguiente manera:
- Son muy autoexigentes, todo el tiempo, lo que deriva en frustración y estrés. Esto se traduce en tristeza por no lograr ser perfectos en todo lo que hacen.
- Dan muchas vueltas a cualquier cosa, por insignificante que sea. Su cabeza no para de pensar en los problemas en vez de solucionarlos. Piensan en ellos en vez de ir a la acción. Esto los pone tristes y deprimidos.
- Piensan que los demás deben tratarlos de una manera especial. Porque todos nos consideramos especiales y únicos, pero querer que nos traten así solo generará frustración y decepción.
- Creen que no deberían sufrir nunca, algo imposible pues las adversidades se encuentran a la vuelta de cada esquina. Como esto no se cumple se sienten terriblemente desdichados.
- No tienen ningún propósito en la vida, ningún proyecto real, por lo que viven casi siempre desesperanzados.
- No saben cómo relajarse, así que su día a día transcurre entre el estrés, el nerviosismo y la ansiedad.
- No tienen sentido del humor, se lo toman todo, pero absolutamente todo muy en serio. Ni siquiera recuerdan cuándo fue la última vez que se rieron de verdad.
- Tienen una baja tolerancia a la incertidumbre. Les gusta tener todo bajo control y la incertidumbre, algo normal y habitual, les resulta frustrante y los entristece.
- No saben saborear los buenos momentos que les da la vida, sin embargo, se regocijan en los malos.
Si te has sentido identificado con muchas de estas situaciones probablemente estés esforzándote en ser infeliz en vez de lograr ser feliz. Las personas que actúan así tienen una muy baja autoestima, se infravaloran y no suelen cuidar sus relaciones sociales, ya que se encierran en sí mismos, buscan la soledad y ella no les hace feliz.
Estoy buscando la infelicidad, no la felicidad
Cuando se dan cuenta de todo esto, quizás sea demasiado tarde. Las personas que viven así no son conscientes de que en vez de buscar la felicidad están haciendo ¡todo lo contrario! Parece una contradicción, pero a lo mejor tú eres una de ellas. Estamos viendo las cosas de una forma incorrecta. Debemos aprender a cambiar cómo miramos el mundo, pues puede que estemos muy equivocados.
Las personas que son infelices, con las nuevas tecnologías se han vuelto unos verdaderos adictos al móvil. Debido a que descuidan sus relaciones sociales, buscan en el mundo virtual eso que los puede llenar. De hecho, viven más en el mundo virtual que en el mundo real.
Además, suelen querer tener muchas cosas como si eso los fuese a hacer felices. No saben valorar lo que ya tienen a su alrededor. Por lo tanto, se les puede considerar bastante materialistas. Esto nunca a nadie le ha hecho feliz, por lo tanto, están buscando la felicidad donde no la van a hallar.
Las personas que son infelices no saben decir “no”, aunque eso es algo que aún tenemos que aprender todos. Nos cuesta muchísimo decir “no” y eso es algo que nos aleja de esa felicidad que anhelamos. Contrariamente, no saben perdonar, lo que las convierte en personas rencorosas a las que se les hace daño con facilidad.
La tristeza, aunque siempre esté justificada, muchas veces solo es pereza. Nada necesita menos esfuerzo que estar triste.
-Séneca-
¿Qué más debemos saber de las personas que, sin quererlo, están buscando su propia infelicidad? Que siempre piensan que todo tiempo pasado fue mejor, despreciando su presente y dudando de su futuro. Cada pequeño problema es una catástrofe, creen que la vida está siendo injusta con ellos, tienen mucho miedo de estar enfermos llegando al punto de sufrir cierta hipocondría.
Si te has sentido identificado con algunas de estas sensaciones ¡es el momento de cambiar! Personalmente, yo sí me he identificado con algunas y es el momento de abrir los ojos y empezar a mirar la vida con otros ojos. ¿Empezamos juntos? Un nuevo camino te está esperando. El verdadero camino de la felicidad. Porque no estamos condenados a ser infelices.