RINCÓN del TIBET

El tiempo hace que las respuestas ya no te importen

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Calma… El tiempo contesta a tus preguntas o hace que ya no te importen las respuestas

En la vida muchas veces nos cuesta mucho tener paciencia, nos cuesta asimilar lo que nos ocurre y mucho más aceptar, queremos respuestas inmediatas que nos hablen de porqués, que nos expliquen cómo es que un hecho determinado ocurrió, que nos instruyan en relación a para qué nos ha servido una experiencia o bien nos hablen de cómo aquello en lo hemos invertido tanto a acabado de una forma en particular.

Podemos tener millones de interrogantes, cuyas prontas respuestas nos serían de gran utilidad, pero la vida tiene un toque enigmático que la hace misteriosa, sorpresiva y con el paso del tiempo, entendemos lo sabia que resulta, como si todo lo tuviese calculado, como si ciertamente todos tuviésemos una historia prescrita por un excelente guionista.

Esto a pesar de ser una posibilidad, no es la opción que me satisface a nivel personal, prefiero creer que somos nosotros mismos los que escribimos nuestra historia, pero que sí tenemos un apuntador, que aun residiendo en nuestro interior… de hecho siendo más nosotros que nosotros mismos, pues sentimos externo y lejano.

Nuestra alma tiene un plan ideal para nosotros, en el cual, de acuerdo a lo que necesitemos sanar, mejorar o aprender, tendremos oportunidad de escoger vivencias que nos colaboren en dicho fin… Es por ello que a veces nos sentimos dando vueltas en círculos, repitiendo historias y esto por lo general lo vivimos cuando no terminamos de resolver, sanar o aprender algo determinado.

El estar atentos a lo que vivimos y no hacerlo a la inercia, nos da la posibilidad de percatarnos de patrones, que si traemos a consciencia nos pudiesen guiar a ver aquello que nos hace falta para poder avanzar.

El tiempo y la consciencia que se toma a través de su paso resultan cruciales en nuestra ruta, a veces solo nos basta mirar al pasado para darle respuesta a aquello que tanto nos inquietó, o bien solo hace falta esperar que transcurra un poco el tiempo para percatarnos de que ya no nos interesa saber alguna respuesta, que ya sanamos, que ya no duele, que ya no importa. Y eso es parte del crecimiento, de la evolución.

Cuando te sientas impaciente, recuerda que las respuestas que no puedas ver en el momento, te serán aclaradas con el tiempo, así que no te desgastes energéticamente intentando entenderlo o saberlo todo. Confía en el tiempo y en todo lo que a su paso ocurre. Suelta tus inquietudes al universo, que en el momento en el que menos lo pienses, obtendrás las respuestas.

Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet

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